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MODESTO BERCIANO VILLALIBRE Si una verdad óntica completa en este sentido no es posible, mucho menos lo es la verdad ontologica, sea en sentido heidegge­ riano como en sentido cristiano de adecuación al intelecto divino. Ni se sabe lo que es en definitiva el ser, ni se conoce el intelecto di­ vino, para poder comprobar la adecuación de las cosas a él. En uno y otro caso la afirmación de la verdad ontologica se encuentra con una “teología negativa”. Ya decía esto Grosseteste, un franciscano del siglo XII, sobre el intelecto divino; y recurría al concepto de ilumi­ nación, o a la fe en ella. En el siglo XX era Adorno quien decía que sin un cierto concepto de teología negativa es imposible un concepto de verdad. Desde un punto de vista filosófico, parece que la verdad ontologica se queda en las cosas en sí y en “creer” que se adecúan a un intelecto supremo. 7 . 3 . V erdad lógica como adecuación Hemos dicho que el concepto de verdad como adecuación ha sido el que se ha mantenido a lo largo de la historia, aunque con modificaciones. Tomás de Aquino define la verdad como adaequatio rei et intellectus; y dice que esta definición procede de Isaac Israel y que se encuentra en Avicena y en San Anselmo107. Kant consideraba aún esta definición como válida108, aunque su concepción del sujeto con formas y conceptos del entendimiento a priori impliquen un concepto de adecuación distinto del tradicional. En la filosofía reciente se ha planteado el problema acerca de una adecuación entre sujeto y objeto. ¿Cómo es posible tal adecua­ ción entre un concepto y una cosa? Ya en Santo Tomás aparece el problema. Ha habido teorías recientes que han afirmado una corres­ pondencia entre el objeto y el conocimiento; pero lo han hecho de modo demasiado restringido. Tal sería la postura de Wittgenstein 107 TOMÁS DE AQUINO, De ventate, q. 1, a. 1, resp. 108 I. KANT, Crítica de la razón pura, B 83. 532 NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 491-541, ISSN: 0470-3790

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