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PARA UNA TEORÍA ACTUAL SOBRE LA VERDAD damento. El juicio depende del fundamento de cuatro maneras, de las que resultan cuatro tipos de verdad: Lógica, empírica, transcen­ dental y metalógica. Feuerbach entiende la verdad como la totalidad de la esencia y de la vida del hombre. Marx acepta esta idea, pero la corrige: El defecto del materialismo precedente, incluido el de Feuerbach, está en haber considerado el objeto o la realidad desde el punto de vista de objeto o de intuición y no como actividad humana sensible, como praxis en sentido subjetivo. Kierkegaard contrapone a la verdad objetiva el hecho de que la verdad sólo se hace temática como conocida y como verdad del conocimiento de un ser libre66. Nietzsche considera que la verdad ha de ser conocida desde las condiciones subjetivas del conocimiento. Toda la historia de la filoso­ fía se ha ocupado de la verdad. Pero en todas las filosofías falta una justificación de la voluntad de verdad; y ésta justificación es necesa­ ria. La voluntad de verdad depende de la voluntad de poder; y ésta es el deseo de dominar, de controlar, de imponer que tiene un tipo de seres. La ciencia puede definirse como la transformación de la naturaleza con el fin de dominarla y gobernarla. No existe una ver­ dad absoluta. Ésta es una invención de los filósofos que no aceptan el devenir y anhelan el mundo del ser. Ésta es una ficción al servicio de la utilidad de algunos. Todas las verdades son ficciones; todas las ficciones son interpretaciones y todas las interpretaciones son pers­ pectivas. Frente a esto Nietzsche propondría una nueva perspectiva. ¿Sería también ella una ficción? ¿Qué valor tendría? Según Heidegger, en Nietzsche no se da una superación de la metafísica, sino una in­ versión de los valores; la negación del carácter absoluto de unos para imponer otros, a los que también estaría sometida la verdad67. Las teorías de la verdad se dieron también desde contextos filo­ sóficos relacionados con las ciencias. Aunque no nos vamos a dete­ ner en estas teorías, queremos mencionar al menos los autores más 66 Cf. A. HUTTER, en J. SZAIF et alWahrheit, ib ., 94-95. 67 Cf. ib., 96; F. COPLESTON, Historia de lafilosofía, voi. 7, Barcelona, Ariel, 1980, 321-323; M. BERCIANO, La crítica de Heidegger al pensar occidental, Sala­ manca, Universidad Pontificia, 1990, 121-147. NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 491-541, ISSN: 0470-3790 513

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