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PARA UNA TEORÍA ACTUAL SOBRE LA VERDAD También la idea agustiniana de iluminación divina siguió estan­ do presente en pensadores como Enrique de Gante, contemporáneo de Tomás de Aquino. El intelecto puede adecuarse a las cosas, en sentido aristotélico. Pero para que se dé una verdad segura se re­ quiere la adecuación al modelo o idea divina. Y para eso es necesa­ ria la iluminación divina. A esta opinión se opuso Duns Escoto. Según él, el conocimiento natural del hombre puede conocer la verdad de los primeros prin­ cipios. Acerca de la verdad de los entes creados, Escoto distingue varias clases de verdad: Verdad manifestativa, según la cual la cosa se manifiesta al entendimiento; verdad asimilativa, o asimilación de la cosa por el entendimiento, o en tanto que la cosa está en él como cosa conocida51. Un cambio importante se dio en Guillermo de Ockham, quien consideró la verdad como un concepto central de la lógica y ligó la verdad exclusivamente a la proposición52. 4. LA VERDAD EN LA FILOSOFÍA MODERNA En la filosofía moderna se da un cambio de perspectiva. De entrada, se prescinde del fundamento teológico, con lo cual queda el sujeto finito solo ante las cosas y como fundamento único de la verdad por lo que se refiere al elemento intelectual. Pero además, de dejar de lado el elemento teológico, se da una crítica de la verdad desde diferentes perspectivas. Los humanistas reaccionan contra la seguridad de un conocimiento verdadero y valoran los conceptos de lo bueno, lo práctico, lo útil, lo probable. Petrarca se muestra escéptico acerca de la verdad de los sistemas filosóficos. Frente a los humanistas, Marsilio Ficino cree que tenemos una cierta intuición de la verdad, anterior a la experiencia, que nos permite formular juicios. 51 J. A. AERTSEN, en J. SZAIF et al., Wahrheit, ib., 67-68. 52 RII. KOBUSCH, en J. SZAIF et al., Wahrheit, ib., 71. NAT. GRACIA LVIII 3/septiembre-diciembre, 2011, 491-541, ISSN: 0470-3790 507

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