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EL HORIZONTE ÉTICO-EXISTENCIAL DEL MUNDO MULTICULTURAL.. Nuestro análisis no está lejos del que Leonhard Lehmann ha realizado desde clave misionera, sobre el diálogo en san Francis­ co señalando 10 puntos y tomando como referencia los textos que nosotros hemos utilizado34. Confirmando lo dicho por el profesor capuchino, la experiencia del Pobrecillo no expresa un dualismo 34 El profesor presenta los siguientes principios básicos para el encuentro y el diálogo con otras religiones desde una lectura más teológica y pastoral: “1. Tomar la iniciativa. Francisco no espera que el sultán vaya a su encuentro. Es él quien va al encuentro del sultán. Se sabe enviado. 2. Ser uno mismo. El diálogo es un encuentro entre dos personas. Francisco va al encuentro del sultán en calidad de cristiano. A los hermanos que van a misiones les exige que «se sometan» a los demás, pero también les exige que «se confiesen cristianos». 3. Confiar en el otro. A pesar de todas las advertencias en contra, Francisco atraviesa la línea de la muerte. Confía en Dios y, por tanto, confía en que los hombres tendrán una actitud abierta si uno se comporta con ellos con esa misma actitud de apertura. 4. Arriesgarse. Francisco se arriesga en cuerpo y alma al peligro de la muerte. No tiene nada que perder. Por eso gana: la amistad del sultán y un regreso con garantías de seguri­ dad. Quien se entrega, se arriesga. 5. Renunciar a las arm as y a la autodefensa. En la renuncia a la violencia y en la actitud pacífica está la alternativa a la cruzada. El diálogo no puede triunfar bajo la presión militar o psicológica. 6. Compartir la vida d e los hombres. No querer estar por encima de ellos, sino vivir entre ellos y con ellos, compartiendo sus mismas condiciones de vida. 7. Someterse a los demás. Los hermanos no deben querer estar al mismo nivel que los demás, sino buscar siempre, en la medida de lo posible, una situación inferior. 8. Predicar más con la vida que con las palabras. Lo que más le impresionó al sultán no fue la palabra arrebatadora de Francisco (que tal vez ni siquiera entendía), sino su actitud resuelta, libre en relación con las cosas terrenas y pobre. En el encuentro entre religiones, en el que con frecuencia las palabras hieren más que apaciguan, lo principal es el ejemplo de la propia vida, la hospitalidad y acogida, el amor desinteresado. 9. Com­ prender más que querer ser comprendido. Con su disposición a escuchar, Francisco aprendió incluso de los musulmanes. Quiso introducir en Occidente su costumbre de postrarse a orar, a la llamada del muecín, pero no encontró ningún eco. El auténtico diálogo no es unilateral, conduce a la conversión recíproca y al mutuo enriquecimiento espiritual. 10. Beber en las fuentes más profundas. Francisco fue hasta el sultán movido «por inspiración divina», y el sultán le pidió: «Ruega por mí, para que Dios se digne revelarme la ley y la fe que más le agrada». La relación con Dios preserva del autoensalzamiento y del endurecimiento. Quien desea el diálogo, lo busca siempre y en primer lugar con Dios. Ora (L. LEHMANN, Francisco, el santo del encuentro , en Selecciones de Franciscanismo 62 (1992) 239-242. Original: Fran- ziskus - der Heilige der Begegnung, en Wort und Antwort, Zeitschriftfür Fragen des Glaubens. Dialog der Religionen 32 (1991), 139-140). Cf. un análisis en ID., Rasgos NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 419-453, ISSN: 0470-3790 437

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