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MANUEL LÁZARO PULIDO Precisamente es la visita de Francisco al Sultán de Damieta, nuestro texto, uno de ellos26. El texto de Celano27 muestra algunos aspectos fundamentales que son adornados con elementos históricos originales e imágenes teológicas que lo enriquecen por el de san Buenaventura. (1) San Francisco emprende un viaje a tierras de los sarracenos (infieles) que había sido frustrado con anterioridad. La actitud es la de la insistencia del encuentro. Quisiera reseñar un hecho significa­ tivo en la experiencia de san Francisco que abre y cierra, como ve­ remos, el episodio. El encuentro nace del deseo del martirio, como expresión evangelizadora y apostólica (además de ser presentado en la biografía bonaventuriana como un elemento y ejemplo más de identificación con Cristo28). Esta aspiración vehemente nace de la idea a priori , no injustificada, de que establecer una comunicación con el “infiel” llevaba consecuentemente a la muerte. Sin embargo, el fin, como bien sabemos por su historia no va a ser ese. (2) San Francisco entra en un escenario conflictivo Cía guerra entre cristianosy sarracenos crecía a diario en dureza y crueldad ”29). San Francisco ve de modo acuciante intervenir ante tal situación, en su cabeza existe una premisa ya anunciada (“Paz a esta casa ”) por eso, según como se narra en otros pasajes, intenta disuadir a los cristianos, que asediaban Damieta, a que retiren las hostilidades30. 26 Ib., 111. Cf. S. CLASEN, S. Bonaventura, Francisci Legendae maioris com- pilator, en Arcbivum Franciscanum Historicum 54 (1961) 241-272; 55 (1962) 2-58; 289-319. 27 Señalaremos entre paréntesis los textos de Celano y los de san Buenaven­ tura que se citen en nota a pie de página. 28 Cf. E. COUSINS, Francis of Assisi: Christian Mysticism at the Crossroads, en S. T. K atz (ed.), Mysticism and Religious Traditions, Oxford, Oxford University Press, 1983, 163-190. 29 “ Implacable ” lo califica san Buenaventura. IM 9, 8. 30 2C 30; IM 11,3. La moraleja cambia en ambos textos. Mientras que para Celano los avisos del santo desentendidos por los cristianos, muestra la grandeza de los designios de Dios, es decir del ordenante del mensaje. En el texto bonaventu- riano se destaca la figura del mensajero justo que es san Francisco. Cf. F. MARTÍNEZ y j. C. GARCÍA, La paz, O.c., 210-212. 434 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 419-453, ISSN: 0470-3790

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