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BERNARDINO DE ARMHILADA las expresiones de la Sagrada Escritura en primera carta de San Pedro y en el Apocalipsis. En el n° 10 de la citada constitución se expone la base dogmá­ tica del sacerdocio común: “Cristo Señor, Pontífice tomado de entre los hombres (c fH b 5,1-5), a su nuevo pueblo lo hizo Reino de sacer­ dotes para Dios, su Padre (c f Hch 1,6; 5,9-10). Los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regene­ ración y por la unción del Espíritu Santo, para que, po r medio de todas las obras del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admirable (c f 1P 2,4-10). Por ello, todos los discípulos de Cristo, per­ severando en la oración y alabanza a Dios (c f Hch 2,42.47), han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (c f Rm 12,1), han de dar testimonio de Cristo en todo lugar, y a quien se la pidiere, han de dar también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna (c f 1P3 ,15 )”9. Seguidamente, el Concilio aclara la diferencia esencial del sa­ cerdocio ministerial y el común de los fieles: “El sacerdocio común de losfieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del sa­ cerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucaristico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo elpueblo: losfieles, en cambio, en virtud del sacerdocio real, participan en la oblación de la eucaris- 9 “Christus Dominus, Pontifex ex hominibus assumptus ( cf. Hb 5,1-5) novum populum «fecit ... regnum, et sacerdotes Deo et Patri suo» (Apoc 1,6; c f 5,9-10). Baptizati enim, per regenerationem et Spiritus Sancti unctionem consecrantur in domum spiritualem et sacerdotium sanctum, ut per omnia opera hominis christiani spirituales offerant hostias, et virtutes annuntient Eius qui de tenebris eos vocavit in admirabile lumen suum (cf. 1P 2,4-10). Ideo universi discipuli Christi, in oratione perseverantes et collaudantes Deum (c f Hch 2,42-47), seipsos hostiam i/iventem, san- ctam, Deo placentem exhibeant (cf. Rm 12,1), ubique terrarum de Christo testimo- nium perhibeant, atqueposcentibus rationem reddant de ea, quae in eis est, spe vitae aeternae (c f 1P3,15)". Concil. Vat. II, Const. Lumen Gentium, n. 10. 392 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 385-417, ISSN: 0470-3790

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