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BERNARDINO DE ARMELLADA Antes de entrar a investigar directamente el significado y alcance que pueda tener, para la teología del sacerdocio que hoy se debate, la doble expresión de San Lorenzo: de que “el espíritu de María era el Sacerdote”, y que “María... ejercía una acción sacerdotal”2, me de­ tengo en un análisis previo de todo el estado de la cuestión, a fin de dar la perspectiva adecuada para las conclusiones que pienso justifi­ cadas y que serán enriquecedoras para un aspecto de la mariología. I. ACTUALIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA BÍBLICA SOBRE EL SACERDOCIO DE LOS FIELES Ante la increencia creciente de la Europa del s. XEX, se echaba de menos en la Iglesia una actividad más comprometida de los fieles, tra­ dicionalmente pasivos bajo la acción y responsabilidad clerical. Se veía necesaria la evangelización del pueblo laico desde dentro, por medio de los mismos seglares. Ya a principios del siglo XX y, en cierto modo con esa finalidad, tiene lugar la creación de la Acción Católica, la pro­ moción de las Órdenes Terceras, incluso el movimiento de sacerdotes obreros, etc. Todo era un intento de vivir y hacer vivir el evangelio a base del apostolado de los miembros del pueblo cristiano. Escritos llamados ‘teologías nuevas’: Teologías del trabajo, de la vida cotidiana, del matrimonio, de las realidades terrestres... querían reforzar ideoló­ gicamente la acción apostólica de los seglares. Pío XII afirmaba que “los laicos se encuentran en lasprimeras líneas de la vida de la Iglesia: por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana ”3. Esta renovación dinámica de la vida de la Iglesia hace volver los ojos de los teólogos a textos prácticamente olvidados de la Escritura que hablan de la Iglesia como Pueblo de Dios, Pueblo sacerdotal. Lo dice San Pedro a todos los cristianos: “También vosotros, cual pie­ dras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a 2 Ver el texto original de estas afirmaciones, abajo en la nota 33. 3.. .Pío XII, Alocución consistorial 20-11-1946. 388 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 385-417, ISSN: 0470-3790

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