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MARÍA “MADRE SACERDOTAL” EN EL PUEBLO DE DIOS Tomás, según el cual “María fue una obra de Dios tal que, por razón de la maternidad divina, no habría podido hacer algo más grande, de la misma manera que no pudo hacer mayor ni mejor la felicidad celeste, como tampoco a Cristo ” 51. De todos estos textos se deduce la extraordinaria situación de María en el plan divino de la salvación. San Lorenzo no dice expre­ samente, pero supone la visión de San Buenaventura, para quien María, como Madre de Dios, “está po r encima de todos los órdenes (celestes y terrestres), constituyendo por sí misma un orden ( supe­ riorO” 52. Y éste es el fundamento, para San Lorenzo como para San Buenaventura y los teólogos en general, de que en nuestra relación con María debemos tributarle un culto, que sin ser de latría (culto debido a solo Dios), ha de ser superior a la veneración de los demás santos. “Por el hecho de que es la Madre de Dios, es superior a todas las otras criaturas, y conviene honrarla y venerarla sobre todas las demás. Este honor suele ser llamado po r los maestros hiperdulía 53. Dice San Buenaventura: La Virgen María es pura criatura y por eso no le corresponde el honor y culto de latría ; pero, al tener el nom- Deus pro dignitate eam exprimere, quoniam infinitam hanc dignitatem creati omnes intellectus tAxpossunt capere. Vere est ineffabilis, quoniam vere est incomprehensibilis, sicut infinita dignitas Christi. O magnum miraculum!Dominus narrabit”. Super: Fun­ damenta eius, serm. V, n. 5, p. 376; trad. 401. 51 (S. Thomas docet) “talemfuisse Mariam, ut maius quid agere minimepotue- rit Dei ratione matemitatis divinae, sicut nec coelestam beatitudinem, nec Christum maiorem nec meliorem facere potuit (1 pars q. 25, art. 6, ad 4 )”. In Conceptionem immaculatam, serm. VII, n. 8, p. 47ós.; trad. p. 512. 52 “Beatissima Virgo Maria in patria non erit praeter ordinem: cum ergo sit supra omnes ordines, per se constituet ordinem ” S. Bonaventura, In II Sent., dist. 9, art. un. quaest. 7, f. 4; II, 253a. 53 “Colimus quidem Deiparam Virginem, honoramus, veneramus, adoramus; non tamen deam facimus, nec Deo aut Christo aequalem constituimus; non enim adoratione latriae, ut theologi dicunt, sed duliae aut hyperduliae eam adoramus ”. Mariale: In salutationem angelicam, serm. X, n.7, p. 251. Lorenzo emplea frecuente­ mente el término “adorar”, con un sentido no identificable con la adoración debida a solo Dios, a quien se debe de modo exclusivo el culto de latría según dice expresa­ mente el mismo Santo Doctor. Cf. Marial: María de Nazaret. .. 44, nota 70. NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 385-417, ISSN: 0470-3790 415

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