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BERNARDINO DE ARMELLADA En esta que podemos llamar dimensión sacerdotal de la acción salvadora por Cristo, ¿cómo se dibuja la situación de María, la Madre de Jesús, en la obra del Doctor Apostólico, en la que según Juan XXIII, se contiene toda la mariología con validísimos argumentos y con maravillosa unción de expresiones?23 ¿De qué parte queda María en la apreciación de San Lorenzo de Brindis en toda su obra marioló- gica?. ¿Que sentido pueden alcanzar los pasajes en que se ve a María implicada en una actuación sacerdotal? En realidad, los autores ha blan de un grado supremo de dignidad y poder espiritual que no es comparable unívocamente con la ordenación sacerdotal, sacramento causal de gracia, pero que puede ser ejercido aparte de la santidad del ministro. El sacerdocio de María sólo puede ser actuación en virtud de su estado de gracia y no por un encargo adyacente como el dado a los apóstoles como nuevo sacramento. De ahí que la cuestión se ha de proponer en el sentido de la gracia santificante concedida por Dios a María. Es sentir de todos los teólogos, sancionado por el Magisterio de la Iglesia en el dogma de la Concepción Inmaculada, que la gracia de Dios en María fue extraordinaria. ¿Fue una gracia unívocamente semejante a la gracia de la filiación adoptiva de Dios en unión con Jesucristo, como miem bros de su Cuerpo? La pregunta nos la hacemos ahora para encontrar respuesta, directa o equivalente en el Marial de San Lorenzo. Por de pronto, el Concilio Vaticano II nos da pistas o perspectivas en que puede encajar la respuesta que buscamos en nuestro Doctor Apos tólico y Mariano. El Concilio, como sabemos, nos presenta a María en el doble aspecto de Madre de Cristo y miembro de la Iglesia, de la que tam bién es Madre. Ella “con cibien d o a Cristo, engendrándolo, alim en tándolo, p resen tándolo en el templo a l Padre, p a d e c ien d o con su Hijo 23 "Nec est quin praecipua ferat laude «Mariale», quod appellatur, totam doc- trinarn de Alma complectens Deipara. Ubi. sententiis sapientissimis miraque sermonis suavitate de multiplicibus huius disciplicae rationibus ac rebus disputat, ea etiam praeoccupans, quae postea Decessores Nostri imm. mem. Pius PP. IX et Pius PP. XII certissimo definivere oráculo, scilicet Beatam Mariam Virginemfuisse primariae labis expertem et ad caelestem gloriam cum anima et corpore assumptam ”. Joannes PP. XXIII, Litterae Apostolicae «Celsitudo ex humilitate», AAS 51 (1959) 458-459. 400 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 385-417, ISSN: 0470-3790
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