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EL RECHAZO DE LA GUERRA EN EL ORIGEN DE LA UNIÓN EUROPEA se encuentra en un punto o, expresado con más propiedad, en un período en que los seres humanos afrontan por primera vez la tarea de organizarse globalmente, es decir, como humanidad” 144. Fruto de esta nueva mentalidad, sin duda alguna, fue la reunificación de las dos Alemanias llevada a cabo hace ya dos décadas, en el seno de una Europa distinta de la de 1945. Dicha reunificación simboliza, a buen seguro, la mejor respuesta, un lustro después, a la apro­ bación por parte de la Europa unida de dicha asignatura. Se trata, probablemente, de la consecuencia principal de nueva conciencia europea que, en las primeras décadas del siglo xx, llevó a cabo una transformación intelectual y política sobre la forma de concebir Europa, así como sobre la necesidad urgente de eliminar la guerra como motor de la historia en el continente. De este modo se gestó la realidad política que vivimos hoy construyéndola día a día. Ha sido Jean-François Bergier, otro suizo como Rougemont, quien ha manifestado que hoy (TEurope n ’estplus une simple donnée nature­ lle, mais le produit d ’efforts successifs, donc d ’une conscience. Pour qu ’elle devienne ce qu \elle est, il a fallu siècle après siècle qu ’elle fû t prise en compte par les acteurs de son histoire” 145. En esta Europa nueva vivimos. 144 Ibidem, 81-82. 145 J.-F. BERGIER, Europe et les suisses. Impertinences d ’un historien, Genève, Zoé, 1992, 46. NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790 381

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