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FERNANDO BENITO MARTÍN entrada en la política nacional a finales de los años 40. Miembro en su juventud del Partido Socialista Alemán ( sap ) , Willy Brandt aban­ donó en 1933 Alemania y se exilió en Noruega, donde combinó el ejercicio del periodismo con diversas actividades políticas de oposi­ ción al régimen nazi. Esta cercanía de Brandt a la realidad política europea se irá afianzando con los años. En ese periodo fuera de su país (aunque no alejado de él) se producirá cierto distanciamiento con respecto a las posturas de la Unión Soviética, en parte debido al inicial apoyo de esta al nazismo. Una vez más resulta harto evidente hasta qué punto y en qué medida la guerra modificó los caracteres de los europeos que la vivieron de manera activa. El exilio y la lucha constituye, de este modo, la crónica de cómo se fue gestando el espí­ ritu de un político socialdemócrata y europeísta que entendió duran­ te la conflagración que la necesidad de evitarla en el futuro pasaba por afianzar las relaciones entre los europeos del este y del oeste, más allá de las disensiones políticas. Se trataba de una idea que ya se dejaba sentir entonces entre los aliados, como el propio Brandt acertaría a conocer más tarde: “Al hojear los textos que escribí en aqu el tiempo -escribe Willy Brandt en El exilio y la lucha , en 1966-, me sorprende a m í mismo la lucidez con que entonces se p lan teaba en Inglaterra la necesidad de una comunidad europea y con qué claridad decía precisamente el Partido Laborista que todas las partes interesadas, incluidos los ingleses, harían bien en sacrificar parte de su soberanía nacional en aras de los atributos de los organismos comunitarios europeos”128. Como en el resto de los líderes que compartieron con él la res­ ponsabilidad de hacer realidad el sueño de una Europa unida, ya en 1943 Willy Brandt era consciente de la necesidad de preparar la posguerra. La preocupación por no repetir los errores de los vence­ dores tras 1918 es una constante en sus textos de principios de los años 40: “Si bien es difícil hacer una guerra de coalición, todavía va a ser más difícil organizar una p a z con una coalición de Estados 128 El exilio y la lucha, O.c., 127 . 374 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790

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