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EL RECHAZO DE LA GUERRA EN EL ORIGEN DE LA UNIÓN EUROPEA guerra entre los príncipes cristianos5, en el seno de esa acumulación de poder a la que se acaba de aludir. Por otra parte, si las guerras en el seno del continente europeo han tenido una característica esa ha sido, para desgracia de los creyentes6, la de que durante mucho tiem­ po han sido guerras de religión. No debe resultar extraño, por ello, que la batalla contra la intolerancia se haya producido en la historia moderna allí mismo donde surgió y se desarrolló con mayor fuerza dicho problema. Es probable que, como ha señalado el historiador Tellechea Idígoras, el pulso a la tolerancia se ganase merced al hastío provocado por las interminables luchas europeas, hasta el punto de que fuera “la vida misma, más que los textos bíblicos” lo que impu­ siera el hábito de la tolerancia7. De igual manera, en la misma línea es no menos probable así mismo, que incluso hitos de la diplomacia como el Edicto de Nantes (1598) y la Paz de Westfalia (1648), o el es­ crito de John Locke Carta sobre la tolerancia (1689) supusieran, ante que nada, una demostración del cansancio de los pueblos europeos ante la guerra. Sin embargo, la historia nos ha mostrado que lo único a que dio lugar aquel hastío fue, a la larga, a una transformación en el paradigma belicista, que cedió solo aparentemente ante las procla­ mas humanistas para acabar licuándose en mera filosofía de escasa influencia en los siglos de la Europa moderna. En este sentido, y como posible explicación de la dudosa per­ duración de los ideales pacifistas del mencionado Humanismo, no 5 Este aspecto, evidentemente resaltado por la necesaria unión que contra los turcos demandaba la época, constituye una constante en los textos de Erasmo o de Vives, por ejemplo. Sobre este último, cf. J. L. VIVES, Obras políticas y pacifistas, Madrid, Atlas, 1999. Véase el estudio introductorio a cargo de F. Calero, 11-63. 6 “Discursos tan belicosos se los hemos oído a monjes, teólogos y obispos. De modo que guerrean los vejestorios, guerrean los sacerdotes, guerrean los monjes ¡y mezclamos a Cristo en empresa tan diabólica! Chocan los ejércitos enarbolando ambos bandos el signo de la cruz que por sí sola tendría que recordarles el tipo de victoria que conviene a los cristianos ”, ERASMO, Adagios del poder y de la guerra, O. c., 181. 7 J. I. TELLECHEA IDÍGORAS, Sobre historia de la tolerancia (siglos xxvi y xvii), en: F. GARCÍA LÓPEZ y J. I. TELLECHEA IDÍGORAS (eds.), Tolerancia y fe católica en España, Salamanca, Universidad Pontificia de Salamanca, 1996, 17-34. 31. NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790 327

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