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FERNANDO BENITO MARTÍN carrera política, vertebrada en función de los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de las tres décadas que se extienden entre 1936 y 1966, y que jalonan su actividad pública al servicio de Bélgica y la Unión Europea. Su papel en la construcción del proyecto euro­ peo fue decisivo desde sus inicios. Él fue el primer socialista en llegar al poder en Bélgica antes de la 11 Guerra Mundial. Spaak, que había sido nombrado diputado socialista en el parlamento belga en 1932, se haría cargo en 1936 del ministerio de Asuntos Exteriores y, pos­ teriormente, entre 1938 y 1939, ocupó el puesto de Primer Ministro. Durante la guerra, y desde Inglaterra, sus actividades consistieron en alentar las relaciones y la unión aduanera (1944) entre los países que años después darían lugar al Benelux, germen de la Unión Europea. Dejar atrás la guerra europea no significaba en aquellos años que el peligro desapareciera para Europa. Un nuevo escenario geopolíti- co se había instalado en el continente de la mano de la Guerra Fría y la bipolarización a la que llevó. En la Conferencia de San Francisco en el año 1945, y durante la cual se gestaría la Organización de las Naciones Unidas ( o n u ), como ministro de Asuntos Exteriores de su país, Spaak mantuvo una postura conciliadora entre los bandos en conflicto, con una todopoderosa urss representada entonces por el beligerante Molotov. Su posición no pasó desapercibida ya entonces, y hoy nos permite apreciar hasta qué punto este lúcido estratega belga tenía ya claras sus ideas sobre la política internacional que desarrollaría en años venideros. Unas ideas que coincidían esencial­ mente con las que hemos visto en otros miembros de su generación. “Desde el punto de vista estratégico -manifestó en aquellos momentos- ya no hay fronteras. La guerra que estalla en un rincón del mundo no tarde en devastarlo enteramente. Es el terrible espec­ táculo que se nos brinda para recordarnos de cuando en cuando, puesto que tenemos tendencia a olvidarlo, que dependemos unos de otros. Pero, ¿por qué esperamos a la guerra para tomar conciencia de esta realidad? También existe -tanto o quizá más- en tiempo de paz. Es hermoso unirse para obtener la victoria; pero sería mucho más her- 370 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790

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