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FERNANDO BENITO MARTÍN nal de un país y el avance del desarrollo económico, social y cultural en toda Europa . .. [...] Cada vez aparece más claro que lo que está en el centro de la polémica es el hombre y que las instituciones económi­ cas están a h í para servir a los hombres, y no al contrario. Si se llega a tal conclusión, habría que hacer lo posible por que la p a z fu tu ra sea inseparable de un régimen económico basado en los intereses vitales de los pueblos Estamos en una época de la política europea caracterizada por una toma de decisiones contraria a todas luces a cualquier tipo de nacionalismo, si bien teniendo en cuenta que, en este pionero y cau­ to pero decidido europeísmo, la imagen que se tiene y se pretende dar de Europa no va contra los estados ni las fronteras (“il ne s'agit pas de fusionner des Etats, de creer un super-Etat. Nos Etats euro­ péens sont une réalité historique; il serait psychologiquement impo­ sible de les faire disparaître”l0°), tal vez porque, en el fondo, “nous avons besoin les uns des autres ” 101 en directa y clara consonancia con el espíritu y las creencias cristianas que Schuman confesaba. Pues, más allá del mero concepto europeísta, y en un amplio sentido universal, deberán enseñarse “les causesprofondes des antagonismes qui ont déchiré rhumanité; l’absurdité des sacrifices que tant de gue­ rres dynastiques et idéologiques ont imposés aux peuples qui ontfa it lesfrais des ambitions frivoles et du fanatisme ”102. 99 W. BRANDT, El exilio y la lucha (1933-1947), Barcelona, Planeta, 1974, 46. 100 Pour l ’Europe, O. c., 24. No existe intención alguna de corregir la Histo­ ria, dirá Schuman, ni dar lugar a una geografía “rationalisée et dirige”, sino, sencilla­ mente, “c ’est enlever aux frontières leur rigidité, je dirais -matiza y afina Schuman- leur intransigeante hostilité” (el subrayado es nuestro), Ib., 33. 101 Ibidem, 26. Resulta significativo el hecho, resaltado por Jean-Baptiste Duroselle, de que tres de los principales adalides de esta embrionaria Unión Euro­ pea (el francés Schuman, el alemán Adenauer y el italiano De Gasperi) “procedían de regiones fronterizas: Adenauer de Colonia, Schuman de Lorena, Gasperi del Trentino”, J.-B. DUROSELLE, Historia de los europeos, Barcelona, Círculo de Lecto­ res, 1995, 397. 102 R. SCHUMAN, Pour l'Europe, O. c., 50, y, en esta dirección, “la désin­ toxication des manuels d'histoire est une des premières necesites”, Ib., 49. Una desin­ toxicación, por otra parte, a todas luces necesaria si tenemos en cuenta los siglos de 364 NAT. GRACIA LVI1I 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790

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