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FERNANDO BENITO MARTÍN directa de la debacle producida por la n Guerra Mundial. No deja de llamar la atención a este respecto cómo Europa sintió con ante­ rioridad el deber de acabar con la guerra fuera de sus territorios y sobre otros pueblos ajenos a ella si bien, por el contrario, durante siglos se mostró incapaz de llevar a cabo la transformación nece­ saria para evitar las nefastas consecuencias, sin precedentes hasta entonces, que la violencia generaría en su propio seno a lo largo de las primeras décadas del siglo xx. Por ello, no fue hasta ese siglo, y no tras la primera, sino una vez concluida la n Guerra Mundial, iniciada y desarrollada fundamentalmente en suelo europeo, cuando los pueblos del viejo continente llegaron a la conclusión de que no podían traspasar los límites de violencia y desastre a los que se había llegado. En los dos momentos históricos señalados puede apreciarse, principalmente, un rasgo común, y es el de la clara conciencia a la que llegaron ambos grupos de generaciones que, distanciadas entre sí por 400 años de historia de guerras entre europeos, percibieron el hecho necesario de que Europa debía apartar a un lado el instru­ mento de la guerra como modo de continuar su evolución histórica4. Más aún, sólo en dichos casos, como se ha indicado, la existencia real de tal conciencia fue plasmada en una serie de actos y medidas que dieron lugar a hechos concretos en una dirección contraria a la marcada por la propia guerra. Pocos rasgos tan propios del Humanismo como la crítica de la violencia política y la defensa de la paz. Probablemente porque, al fin y al cabo, la época que vio nacer esta corriente de pensamiento fue en sí una época violenta en la que tanto monarcas como esta­ dos comienzan a asumir en torno a ellos los diferentes aspectos del poder que hasta el momento la sociedad medieval había mantenido dispersos. En cualquier caso, si el rechazo humanista de la guerra supone un antecedente de la Unión Europea no lo es por haber defendido la paz sin más sino, esencialmente, por haber criticado la 4 Sobre la relevancia del elemento bélico como configurador de las realida­ des estatales en la Europa moderna, cf. S. JULIÁ, La guerra en la formación de los estados europeos , en Claves de Razón Práctica 1 (abril 1990), 56-59. 326 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790

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