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EL RECHAZO DE LA GUERRA EN EL ORIGEN DE LA UNIÓN EUROPEA Resulta sorprendente comprobar, no solamente con qué facilidad se alternan en el pensamiento europeo humanismo y maquiavelismo como contextos en los que encuadrar el devenir histórico de las su­ cesivas generaciones, sino incluso hasta qué punto cada generación olvida rápidamente lo aprendido para luego sentirse los primeros en avisar a la humanidad de los desastres de la guerra. Hacia finales del siglo xix y con las perspectivas ya de la Gran Guerra en el horizonte, Léon Bloy, en uno de los cuentos que escribiera evocando la guerra que libraran franceses y alemanes hasta la derrota de los primeros en Sedán, escribió para denunciar lo ocurrido en los campos de batalla: “Ha bastado un cuarto de siglopara que se haya desvanecido esta inmensa humareda de batallas y de incendios y para que el solar de nuestra generosa Francia haya dejado de temblar bajo el paso de las botas de un millón de soldados. Una generación nueva salió de todas aquellas noches amorosas de un año que mereció el calificativo de terrible, generación que no ha oído la alarma de las agonías y las desesperaciones de esa época. Las nuevas generaciones ignoran casi po r completo, históricamente hablando, que su patria fu e sangrienta y hondamente afligida en la época en que vinieron al mundo ” 23. En definitiva, este Jano bifronte con cuya faz surgió el pensa­ miento europeo del Renacimiento habrá de suponer una constante en la historia de la Europa moderna hasta nuestros días. Ahora bien, si la impronta maquiavélica se mostraría con el tiempo harto indiso­ luble en el carácter de la política europea y, de manera muy deter­ minante, en el desarrollo del pensamiento político anglosajón de los siglos posteriores24, no así el pacifismo humanista de Erasmo y Vives que, pese a tardar en prender entre los hábitos de los gobernantes de su tiempo, fue sin embargo conquistando con el tiempo cierto 23 L. BLOY, El obstáculo, en Cuentos de guerra, Barcelona, El Cobre, 2002, 73-74. 24 Cf. J. G. A. POCOCK, El momento maquiavélico. El pensam iento político florentino y la tradición republicana atlántica, Madrid, Tecnos, 2002. Por otro lado, para la influencia del pensamiento maquiavélico sobre Montesquieu y Rousseau, cf. G. NAMER, Maquiavelo o los orígenes de la sociología del conocimiento, Barcelona, Península, 1980. NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 323-381, ISSN: 0470-3790 333

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