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DANIEL S. VEGA CERNUDA sobre Lutero”104. Venía precedida de la „Declaración, Martín Lutero, testigo de Jesucristo“105, de la Comisión mixta católico-luterana, do­ cumentos a los que me remito, que se enfrentan con un muy dife­ rente talante a la figura del Reformador. Me pregunto si actitudes como estas no hubieran dado una sali­ da mucho más positiva a la situación en aquel fatídico 1520, cuando en el curso de una de aquellas suntuosas y costosísimas diversiones a las que era tan aficionado (una gran cacería de fastuoso protocolo social) León X106 firmó la bula de excomunión de Lutero. La conmo­ vedora narración de la muerte de Lutero nos confirma que obraba en conciencia, que era un creyente convencido y que, si erró en algo, acertó en lo principal, que decía Calderón: amó al Dios en el que creyó. Su relación con el arte de los ángeles, de aquellos que en la Biblia se predica que cantan, nos abren a una perspectiva, en la que el protagonista de la creación de un canto religioso popular, el Dr. Martin Luther, encuentra el medio de que los fieles se unan a los serafines de Isaías107 para vivir la trascendencia de su fe. Y a modo de post scriptum personal. Quiero con este modesto trabajo rendir una sincera acción de gracias a la orden Franciscano- Capuchina de la provincia de Castilla, en cuyo seno accedí a mu­ chos conocimientos que aquí afloran o a la posibilidad de, a partir de ellos, hacer acopio de otros nuevos. 104 JUAN PABLO II, “La verdad histórica sobre Lutero ”, “Ecclesia ”, Madrid 1983, N° 2150, p. 1452. 105 JUAN PABLO II, “Discurso a la Asamblea de la Iglesia evangelico-luterana de Alemania”. “Ecclesia ”, Madrid 1980, N° 2008, p. 1481. 106 Hijo segundo de Lorenzo el Magnífico, recibió las órdenes menores a los ocho años lo que le permitió ser nombrado cardenal a los 13 años. Tras la muerte de Julio II, el cardenal Giovanni di Mèdici fue elegido Papa a los 38 años. 107 Isaías, 6, 1-3. 322 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 243-322, ISSN: 0470-3790