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MARTÍN LUTERO Y LA MÚSICA DE LA REFORMA el “ Traktat ü ber d ie Gewalt und den Primat des Papstes ” (Tratado sobre el poder y el primado del Papa), 1537. El actual EGB contiene tres himnos debidos a su pluma directa o indirectamente. Son estos los números 140 “Wir wollen sing'n ein Lobgesang ” (Vamos a entonar un canto de alabanza), traducción al alemán obra de Nikolaus Hermán (?-156l) del uAeterno gratias P a tri” de Melanchton; núm. 143 “ Heut singt d ie liebe Christenheif (Hoy canta la amada cristiandad), traducción también de Hermán de su “ D icimusgrates omnes ”. Finalmente el núm. 260 es el ya mencio­ nado “Vespera iam venit”. III. EPÍLOGO Siempre he lamentado que el talante intransigente ante “la verdad” de aquella época (posición no exclusiva del siglo XVI) no lograra pacificar la polémica (en muchos aspectos podrida de inte­ reses) que se plantea en la Europa occidental en el primer cuarto del siglo XVI hasta desatar la ruptura y cohesión en la historia, en la política, en la cultura y definitivamente partiría la sociedad europea, que acabaría en desaíres sin número y víctimas incontables. Ni si­ quiera la redacción morigerada de la “Confessio Augustana” de Me­ lanchton, que admiró a sus contrarios, logró apaciguar los ánimos encrespados. El Concilio Vaticano II (tan concilio como todos los anteriores, incluido el de Trento) vivió una reacción fundamentalista en contra, que desde Suiza se extendió por muchos países. Sin embargo, un Papa inteligente supo contener los impulsos y las presiones para no caer en la violencia del decreto. Cuando en 1983 se conmemoraba el quinto centenario del na­ cimiento de M. Lutero y precisamente el 31 de octubre, el Día de la Reforma en que se datan las famosas “95 Tesis”, el Papa Juan Pablo II fecha la carta al cardenal J. Wildebrands (presidente del Secreta­ riado para la unidad de los cristianos) que titula “La verdad histórica NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 243-322, ISSN: 0470-3790 321

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