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MARTÍN LUTERO Y LA MÚSICA DE LA REFORMA Ein feste Burg ist unser Gott, Ein gute Wehr und Waffen; Er hilft uns frei aus aller Not, Die uns jetzt hat bestroffen. Der alt böse Feind Mit Ernst er‘s jetzt meint, Gross Macht und viel List Sein grausam Rüstung ist, Auf Erd ist nicht seinsgleichen. Una poderosa fortaleza es nuestro Dios, una buena defensa y arma. Nos socorre espontáneamente en toda necesidad, que nos pueda alcanzar ahora. El antiguo y perverso enemigo lo intenta con ahínco, gran poder y astucia son su cruel armamento, son su cruel armamento, al que nada en la tierra se puede comparar. Ha sido objeto de parodias, unas de sentido nacionalista y milita­ rista y otras de sentido político de extrema izquierda como los Hitler- Chorále de B. Brecht (1933) o la de Erich Fried en homenaje a la revolucionaria Ulrike Meinhof (1977) tras su muerte. Sería interminab­ le la relación de versiones que ha motivado esta melodía, pero por destacar alguna baste mencionar el último tiempo de la Sinfonía de la Reforma de Mendelssohn (compuesta en ocasión del tricentenario de la Confesión Augustana, 1830, y estrenada en 1832), su condición de Leitmotiv en los Hugonotes de Meyerbeer, las versiones para órgano de Liszt y Reger, la ópera de R. Strauss Der Friedenstag. El “Mit Fried und Freud ich fahr dahin ” tiene su adscripción más directa para la fiesta de la Purificación de María, el 2 de febrero, la popular fiesta de la Candelaria, Incluido en el cancionero polifóni­ co de J. Walter, ha tenido en la liturgia luterana un puesto preferente en los oficios de difuntos. Relación que no es extraña a la fiesta de la que se origina: en la narración de la presentación de Jesús el anciano de nombre Simeón toma al niño en sus brazos y, viendo en él cum­ plida la promesa de Dios, exclamó: Ahora, Señor, puedes ya dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra ..., conocido por sus palabras iniciales latinas como Nunc dimittis. Ya sólo le quedaba a aquel anciano llegar al final de su carrera vital, pues se había cumplido su deseo y la promesa divina: “ porque mis ojos han visto tu salvación ”93 (Luc., 2, 30). Del himno, traducido, glosado y versificado por Lutero hace la versión polifónica su colaborador J. Walter que lo incluye 93 Luc., 2, 30 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 243-322, ISSN: 0470-3790 315

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