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DANIEL S. VEGA CERNUDA Lutero y Johann Walter, al que correspondía, como especialista, la última corrección, sin desdeñar el papel del ya mencionado Conrad Rupff. En este capítulo ha sido muy discutida la intervención per­ sonal de Lutero. Era capaz, como hemos visto de leer el lenguaje de la música e interpretarla, y cuando esto se ha practicado desde la niñez, se adquiere un sentido del discurso musical, de juzgar la calidad de una melodía, de pensar en música y hasta de abordar la creación de melodías. Muchos años de contacto inmediato con la música profesional y su enseñanza, me permiten tener alguna expe­ riencia y constancia del fenómeno88. No se le puede a negar a priori la capacidad de componer melodías, para lo cual se fijaría en los patrones de repertorio. Se han propuesto hasta 20, el número de las melodías en cuya composición Lutero ha tomado parte protagonista89. La investigación más especializada cree poder justificar la de nueve: 1523.- “Es spricht der Unweisen Mund” (Dice la boca del necio) 1524.- “Ein neues Lied wir heben an” (entonamos un cántico nuevo) 88 A modo de paréntesis: desde el Concilio Vaticano II el repertorio popular religioso español se ha alimentado de engendros melódicos de absolutos igno­ rantes, si no simples “silbadores” de melodías que otros tenían que transcribir a pentagrama). En el departamento de Composición del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, en el que me he encargado de la asignatura de Contrapunto y Fuga (el último estadio del aprendizaje de la técnica de la composición musical) jamás habrían tenido la más mínima audiencia y menos la osadía de ser publicadas. Si el pueblo debe cantar, debe hacerlo con dignidad. Dignidad que las melodías religiosas de lo que se llamó “Generación del Motu proprio” tenían en su inmensa mayoría. Los textos se podrían haber adaptado a los gustos cambiantes. Todo fue barrido por la moda que imponían los “pastoralistas”. 89 HORST HERRMANN, Martin Luther. E ine Biographie. Aufbau Taschen- buch-Verlag, 2. edic. Berlín 2003, pág. 490. FRIEDRICH SCHORLEMMER, H ier stehe ich: Martin Luther , Aufbau-Verlag, Berlín 2003, pág. 97. El título alude a las palabras conclusivas que Lutero pronunció el 18 de abril de 1521 ante la Dieta de Worms: “A quí estoy; no p u ed o h a cer otra cosa; qu e Dios m e ayude. Amén." (”Hier stehe ich, ich kann nicht anders. Gott helfe mir. Amen”). 312 NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 243-322, ISSN: 0470-3790

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