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MARTÍN LUTERO Y LA MÚSICA DE LA REFORMA punto sale el alma delfuego purificador [del purgatorio]”9. Albrecht IV von Brandenburg10, arzobispo de Magdeburgo, diócesis de la que de­ pendía Wittenberg, que acumularía al arzobispado de Maguncia, más tarde cardenal de la Iglesia de Roma, Príncipe Elector y Archicanciller del Sacro Imperio, había comisionado al dominico Johann Tetzel para dirigir la campaña, a modo de corredor de bulas, y recaudar el resul­ tado de la venta de Indulgencias , que había puesto en venta el Papa León X, a fin de acelerar la construcción de la Basílica de San Pedro. El Papa cede al arzobispo, una parte en las ganancias, que les servirían a ambos, Papa y arzobispo, para saldar sus deudas con sus banqueros de Augsburgo, los Fugger, que lo serían también de Carlos V y Felipe II. Fieles de todas partes corrían a Magdeburgo (residencia del agente Tetzel) para asegurar su salvación, extremo que llega a conocimiento de Lutero y le mueve a impugnar la ortodoxia del procedimiento. Puede parecer que tomo las aguas muy arriba (ab ovo , que decían los antiguos), para exponer la gestación de una música de la Reforma luterana, pero solo a partir de estos principios y sus consecuencias se puede comprender el que se hable de “música de la Reforma” y “música de la Contrareforma”, ya que estos primeros pasos, se formulen como se formulen, marcaron fronteras materiales y espirituales, divisiones radicales en la cultura y religiosidad de la Europa occidental, que llevaron a odios, guerras cruentas, calamida­ des sin fin y una serie incalculable de muertes violentas. La música no podía estar ausente de las circunstancias en que se desarrollaba. Y digo “se formulen como se formulen”, ya que no es una evi­ dencia histórica documentada que el mismo Lutero fijara un papel en la puerta de la iglesia, que fácilmente los vientos, las lluvias e incluso las primeras nieves del otoño avanzado podían reducir a ilegible. 9 ... sobald der Groschen im Kasten klinge, führe die Seele von Stund an aus dem Fegefeuer. 10 Pertenecía a la rama prusiana de los Hohenzollern, que serían futuros reyes de Prusia y emperadores de Alemania (antes de abrazar el estado eclesiástico, él mismo había sido co-margrave de Brandenburgo con su hermano). La dispensa para compatibilizar ambas sedes arzobispales conllevaba por su parte el compro­ miso de pagar al Papa León X 24.000 ducados, que saldrían de la venta de indulgen­ cias y que los Fugger habían adelantado con los correspondientes intereses. NAT. GRACIA LVIII 2/mayo-agosto, 2011, 243-322, ISSN: 0470-3790 249