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JUAN FERNANDO SELLÉS acierto suyo aceptar que la especie expresa es puramente intencio­ nal ( ‘totalmente similar’) respecto del fantasma del que se ha abstraí­ do, aunque no sea correcto decir de ella que sea un ‘acto transitivo’, en primer lugar porque no es un acto, sino una forma ideal, y en segundo lugar, porque no es transitiva, sino intencional. Por lo demás, la tesis de Boyvin según la cual “el modo de co­ nocer que depende de losfantasmas es efecto del pecado originar , y que, por tanto, cesa el cielo, es tan intuitiva como interesante, por­ que el conocimiento abstractivo es limitado, detenido, es decir, no profundiza en la realidad conocida, sino que la conoce siempre del mismo modo. En cambio, por la revelación sabemos que el primer hombre atravesaba de sentido las realidades, es decir, penetraba en ellas. Lo que precede indica que el conocer intuitivo de lo real es superior al abstractivo , pero si carecemos del primero pudiéndolo tener, se comprende que tal carencia sea debida a un defecto na­ tural. Con todo, explorar este tema corresponde a un contexto más propiamente teológico. 9. CONCLUSIONES De la parte dedicada al De anima del Opus philosophicum de Joanne Gabriele Boyvin cabe deducir las siguientes conclusiones res­ pecto del intelecto agente: 1) El intelecto agente existe en el hombre. 2) Se da asimismo en el alma separada. 3) No es realmente distinto del posible, sino sólo formalmente. 4) No es cognoscitivo. 5) Su oficio es producir las especies inteligibles e imprimirlas en el posible. 6) Puede producir de modo indirecto especies inteligibles de las realidades inmateriales. 7) Concurre con el objeto real para formar la especie inteligible. 8) No activa al intelecto posible. 198 NAT. GRACIA LVI1I 1/enero-abril, 2011, 177-199, ISSN: 0470-3790

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