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DIOS Y EL HOMBRE EN RAIMUNDO LULIO den que algo puede ser verdadero según la fe católica y absurdo según la filosofía y viceversa. En Mesina, mientras aguarda el momento para viajar a Túnez, escribe una serie de pequeños tratados, con los que intenta probar la Trinidad y la Encarnación por las diez dignidades divinas. Al princi pio de uno de ellos cuya redacción la termina en el mes de septiem bre de 1313, después de reconocer que pueden hacerse definiciones de Dios de varios modos, las intenta realizar por el grado superlativo de las dignidades divinas. A las nueve aludidas anteriormente, añade la unidad. Va contra los que niegan que sea posible probar la Tri nidad y la Encarnación. “Yporque son desidiosos y perezosos para investigarpo r el entendimiento la trinidad divina y la encarnación, critican y ultrajan a los que investigan la trinidad divina y la en carnación para poder más entender y amar a Dios” (.DD 125). Cree que sus pruebas son tan eficaces que el entendimiento humano no puede negarlas formal y razonablemente. Construye argumentos, a partir de cada uno de los diez atributos, para probar la Trinidad y la Encarnación. Baste, como ejemplo, la presentación del argumento mediante el cual prueba la Trinidad a partir del atributo bondad: “Se pregunta: ¿Qué es Dios? Y se ha de responder que es bondad óptima, de la cual y en la cual y con la cual Dios optimante produce el opti- mado y el optimar, procedido de ambos. Y esto es necesario a fin de que Dios tenga una acción u operación intrínseca proporcionada a la misma bondad e igual a la misma bondad. Sin la cual igualdad la misma bondad no sería óptima, ni Dios, p o r consiguiente, sería ópti mo; lo que esfalso e imposible. Se concluye, pues, la divina trinidad, como optimante, optimado, optimar; y todas las tres [personas] son absoluta bondad, esencia, sustancia y naturaleza - Quaeritur :• Quid est Deus? Et respondendum est quod est bonitas óptima, ex qua et in qua et cum qua Deus optimans producit optimatum et optimare ab utroqueprocessum. Et hoc necessarium est, ut Deus habeat actionem, sive intrinsecam operationem, proportionatam ad ipsam bonitatem et aequalem ipsi bonitati. Sine qua aequalitate ipsa bonitas non esset óptima, ñeque per consequens Deus esset optimus; quod est falsum et impossibile. Concluditur ergo divina trinitas, ut puta optimans, NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 135-175, ISSN: 0470-3790 l 6 l
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