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ILDEFONSO MURILLO res. Es la manera como procede, por ejemplo, en su Libro d el gentil y los tres sabios . Aunque la misión de la filosofía sigue siendo servir a la teología, aspira a establecer una ecuación perfecta entre los términos “fe” y “razón”. En lucha contra la teoría de la doble verdad del averroís- mo latino, adopta un racionalismo optimista, tal vez no tan ingenuo como se suele pensar. No teme decir lo que piensa al infiel al que quiere convertir y a los grandes de este mundo a los que desea convencer para promover sus empresas de apostolado y su cruzada. Respecto a estos últimos reflejan bien su actitud los siguientes versos: “No por grandes me dan terror mal príncipe o mal pastor. A diario pienso en el deshonor que hace a Dios un gran señor que pone al mundo en el error”(CR 513). Su objetivo misionero, es decir, el intento de convertir a los que no aceptan su fe cristiana, justifica su racionalismo. Durante toda su vida, pretende perfeccionar unos procedimientos que pongan esa conversión por razones necesarias al alcance de todos. Las argu mentaciones se concentran en la demostración de los dogmas de la Trinidad y de la Encarnación, con el fin de facilitar la conversión de los sarracenos y judíos. Aprecia los valores de la religión judía y musulmana, pero les falta reconocer la Trinidad y la Encarnación. En su obra enciclopédica El árbo l d e la cien cia , Lulio narra el diálogo que mantuvieron un cristiano y un musulmán: “Cuéntase qu e un cristiano y un sa rra cen o se disputaban y h ab lab an d e Dios. El cristiano preguntó a l sa rra cen o cóm o estaba la voluntad d e Dios a n tes d e qu e el mundo fu e s e creado. El sa rra cen o respondió, y dijo qu e estaba en amante, am a b le y amar. Y el cristiano preguntó a l sa rra cen o si entre aquellos tres h a b ía distinción; y el sarracen o dijo qu e no. Y entonces el cristiano preguntó si estaba en s í m isma sin los tres, p u e s si sin ellos estaba, estaría ocio sa; y el sarracen o dijo qu e estaba con los tres. El cristiano dijo qu e no p o d ían esta ren ella sin distinción d e los tres, pu es sin distinción no serían tres ni dos, ni sería número 154 NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 135-175, ISSN: 0470-3790
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