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DIOS Y EL HOMBRE EN RAIMUNDO LULIO de las relaciones internas de la Trinidad. La mutua convertibilidad de las dignidades o principios referidos a Dios (Bondad, Grande za, Eternidad, Poder, Sabiduría, etc) le permite construir una lógi ca circular basada en la demostración per aequiparantiam . Tipo de demostración que añade a los dos ofrecidos por Aristóteles en los Analíticos posteriores : propter quid y quia. La demostración per ae quiparantiam demuestra mediante cosas iguales, tal como la define en el Prólogo a su Ars demonstrativa (1283). Como las dignidades o atributos de Dios son iguales en esencia y en naturaleza, se pueden demostrar por equiparancia (argumentos circulares). Tanto se de muestra que el poder de Dios no quiere pecar como que la voluntad de Dios no puede pecar. Los principios absolutos designan una serie de nombres o atri butos de Dios, aceptados por judíos, musulmanes y cristianos. Esos nombres significan perfecciones del Creador que se reflejan en las cosas creadas y, por esto, sirven a la vez para el conocimiento de Dios y del hombre. En la versión definitiva de su arte son los nueve siguientes: bondad, grandeza, eternidad, poder, sabiduría, voluntad, virtud, verdad y gloria. En los últimos escritos, añade el nombre unidad como un atributo más. Lulio teologiza el ejemplarismo pla tónico: Dios lo crea todo a semejanza de sus propias perfecciones. Las dignidades o atributos de Lulio, lo mismo que las ideas de Pla tón, son principios del ser y del conocimiento. Tales dignidades se distinguen unas de otras en las criaturas y coinciden o se identifican entre ellas en Dios. Los principios relativos son también nueve: diferencia, concor dancia, contrariedad, principio, medio, fin, mayoridad, igualdad y minoridad. Eusebio Colomer sintetiza bien el sentido y la función de estos principios en la filosofía de Lulio: “Se llaman relativos porque establecen los diversos modos de relación entre los principios absolu tos. Hay que señalar, no obstante, que no todos losprincipios relativos tienen la misma extensión: en Dios, por ejemplo, no hay lugar para la contrariedad y la minoridad. La nueva serie de principios da al Arte el sentido de una lógica comparativa o doctrina general de las relaciones que unen a los seres del mundo entre sí y con Dios. Llull concibe la realidad como interrelacionada: en última instancia, NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 135-175, ISSN: 0470-3790 151
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