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DIOS Y EL HOMBRE EN RAIMUNDO LULIO respete dos principios básicos: 1) que sus procedimientos necesarios de acceder a la verdad se dirijan a “con o cer a Dios, am arlo, temerlo, honrarlo p o r en cim a d e todo y servir­ lo ” ( “cognoscere Deum et ipsum diligere et timere et sibi p r e ceteris rebus honores fam u la tum atqu e servitium ex h ib ere”)- y 2) que dichos procedimientos no se opongan entre sí ( GS 24-25). Todo hombre tiene naturalmente el poder, recibido de Dios, de entender, mostrar y recibir la verdad por razones necesarias. Existe, por tanto, la posibilidad de que la verdad se imponga por el poder de la misma verdad. El diálogo y la disputa constituyen sus armas preferidas. Su Libro d el gentil y los tres sabios ensaya ese modo de proceder. No estaría de acuerdo con Tomás de Aquino en que los misterios de la Trinidad y la Encarnación superan totalmente la metodología filosófica. Cree que vive en un tiempo “en qu e las gentes am an se les den razones n ecesarias - e n temps qu e les gents am en raons n ecessáries- y convincentes, respecto d e estar m ás fu n d a d o s en filo so fía y teología; p o r lo qu e conviene qu e a los qu e p o r filo so fía han c a íd o en error contra la fe, se les den p o r filo so fía y teología razon es n ecesarias y convincentes qu e destruyan sus fa ls a s op in ion es,, (FM 659). Por medio de razones necesarias, que son en gran medida razones de con­ gruencia, se atreve a filosofar sobre esos misterios, tratando de hacérselos asequibles a los infieles, que carecen de la fe cristiana. Cree poder aportar una demostración basada en razones verdaderas y necesarias mediante un artificio lógico, que constituye un instrumento, asequible a todos, del recto pensar. • Explícita o implícitamente notamos la p resen cia d el con cep ­ to d e crea ción d iv ina , según el cual, mientras el creador es por sí mismo, la criatura sale de la nada y, en consecuencia, sólo de Dios es propio el crear. Lulio resume con brillantez su doctrina de la creación en diecinueve proverbios. Algu­ nos de ellos nos hacen ver por qué el concepto de creación es un presupuesto imprescindible del conocimiento de Dios y del hombre: “El mundo h a sido creado, principalmente, NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 135-175, ISSN: 0470-3790 147

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