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EL DIVINO RAYO DE TINIEBLAS ton puso en boca de Protágoras19y que él mismo recreó en el F edro , al comparar el alma con un jardín, en el que el auténtico filósofo, como Sócrates, siembra, mediante sus fecundas palabras, una semilla inmortal que crece para siempre en el alma del que aprende20. La gran diferencia del modelo humanista de san Gregorio de Nisa se halla en la visión cristiana del hombre que tiene su funda­ mento en el Génesis. Como han destacado algunos de los grandes estudiosos de su obra, entre los que sobresale Daniélou, en su obra ya citada sobre el platonismo y la teología mística, probablemente el punto de partida del humanismo cristiano del niseno es la procla­ mación del hombre como imagen de Dios. Toda la espiritualidad y toda la mística hallan su apoyo en esta idea del Génesis, que refleja, según la interpretación de san Gregorio de Nisa, la creación del hom­ bre para ocupar su puesto de rey del universo, por su participación en la naturaleza divina. Tal como fue creada el alma del hombre, en su naturaleza original y perfecta, era el espejo que reflejaba lo divino, pero el espejo quedó manchado, aunque no quebrado, por el pecado y, por ello, es preciso recuperar la imagen original, recrear el hombre nuevo que llevaba en su alma la imagen divina21. No obstante, el hombre solo apenas puede levantar su mirada a lo alto, pues su vista se ha debilitado y no alcanza a ver la belleza di­ vina. Su naturaleza caída necesita la gracia, sin la cual no puede vol­ ver a recuperar su perfección originaria. La gracia, pues, no destruye la naturaleza, sino que contribuye a su perfección. En este camino de regreso y de ascenso hasta la cima del monte donde habita Dios, según la alegoría que el niseno toma prestada de Filón, el hombre pecador ha de tomar como guía a Moisés y su ascensión al monte sagrado. Como él, el hombre ha de salir de las tinieblas en las que se 19 PLATÓN, Teeteto , 167 c-d. 20 PLATÓN, Fedro , 276 e - 277 a. Sobre esta idea de la educación como cul­ tivo de la mente, véase I. GARCÍA PEÑA, Eljardín del alma: mito, eros y escritura en el Fedro de Platón, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2010. Y sobre la imagen del alma como libro puede verse P. GARCÍA CASTILLO, Platón: la escri­ tura en el libro del alma , en Naturaleza y Gracia 51 (2004) 393-429. 21 Véase R. LEYS, L Image de Dieu chez St. Grégoire de Nysse, Brussels-Paris, Museum Lessianum, 1951. NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 105-134, ISSN: 0470-3790 113

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