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LA TEOLOGÍA CATÓLICA ABANDONA LA TEORÍA DEL LIMBO supondría, dicen, se les ponía “estado de naturaleza pura”. Estado que es posible , pero que no es admisible como real, histórico. Pienso que esta objeción contra la figura del limbo no es de­ cisiva. Los defensores del limbo tradicional, decían que, los niños allí destinados están llamados a la felicidad sobrenatural, a la visión intuitiva de Dios, por ser consustanciales con Jesús de Nazaret y con nosotros. La Justicia divina, por motivo del pecado original, los ex­ cluye del cielo y los condena al infierno. Sin embargo, la Misericordia (sus entrañas misericordiosas, según lenguaje bíblico) crea para los niños que mueren sin bautismo el limbo, para darles una felicidad natural. Ello no significa que haya establecido para ellos otra distinta economía de salvación, una “economía natural”, ni que se encuen­ tren en un llamado “estado de naturaleza pura”. Están dentro de la única, universal economía sobrenatural. Una prueba fehaciente de que los niños del limbo están en la misma economía de gracia y salvación que nosotros, es el hecho de que han contraído el pecado original. Evento, dicen los escolásticos, no es posible sino dentro de un orden sobrenatural. Orden que, de hecho, está encabezado por Adán e integrado por sus descendien­ tes. Dentro de este orden sobrenatural el limbo al que Dios destina a estos niños, implica la creación para ellos de un estatuto especial , efecto de una intervención extraordinaria de Dios a favor de tales niños, por los motivos que aducen por los teólogos antiguos. En este contexto podemos repetir que la figura del limbo de los niños es una creación de la razón cordial/la cardíaca de los teó­ logos cristianos de siglos pasados. Pero ellos obraban, al menos in­ conscientemente, imitando la conducta misericordiosa de Dios para con estos niños. Quien a impulso de sus entrañas de misericordia, habría creado el limbo para estos niños, a fin de que su justicia no los mandase al infierno, como merecían, por estar infectados por el pecado original. A nivel de la religiosidad popular, es cierto que la gente cristiana no distingue entre felicidad natural y sobrenatural. Distinción esen­ cial para los teólogos. Aunque no siempre la sepamos explicar bien. En conclusión, que la razón de la CTI para eliminar la teoría del lim- NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 67-102, ISSN: 0470-3790 99

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