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ALEJANDRO DE VILLAMONTE En este contexto cabía el presentar a Adán como cabeza jurídica y moral de la especie humana que contiene en sí de modo misterio­ so, la voluntad de todos los seres humanos (Los teólogos cristianos dirán que por don de Dios). Incluso se habla de una continencia físi­ ca, biológica de todos “en los lomos de Adán” (m lumbis Adaé)\ en el semen de Adán (in semine Adae). El platonizante filósofo Agustín de Hipona explica esta misteriosa continencia, recurriendo a la teoría platónica de las razones seminales. En cuya virtualidad se ocultan todas las potencialidades de los descendientes. En línea con esta ex­ traña idea platónico agustiniana surge la teoría medieval del "semen in fe c tu m semen infecto e infeccioso de todos los varones de raza adánica. El alma humana es creada directamente por Dios, pero, al ser infundida y entrar con este semen infecto, queda manchada con la famosa umancha del pecado original'*>. Estas hondas, misteriosas, tortuosas cavilaciones agustinianas tuvieron amplia recepción en los teólogos occidentales hasta nuestros días. ginado. Y cae por tierra todo el tratado “Depeccato originali”, elaborado por los teólogos occidentales durante 15 siglos. Más aún, según K.Barth, el mismo lexema “pecado original, hereditario” es una contradicción interna ( contradictio in adjectó), en Kirchliche Dogmatik, Bd. IV/1, 558. Porque, si es “pecado”, no puede ser “originado” y si es “originado”, no puede ser “pecado”. El obispo Julián de Eclana conocía de primera mano la doctrina agustiniana sobre el pecado original. En sus escritos, tiene frecuentes y duras descalificaciones. Podemos verlas resumidas en esa frase lapidaria. La doctrina de S. Agustín sobre el pecado original es “una auténtica barbaridad ’ {probata barbaries ); “un monstruoso invento ” (prodigiale commentum), AGUSTÍN, en Contra Jul. Op. imperfectum, VI, 18; PL. 45,1541. Otros textos similares y comentario en A. de VILLALMONTE, “Mise­ ria”humana y pecado original. Un gran tema agustiniano, en Rev. Agustiniana 33 (1992) 111-151. 9 El papa Inocencio III (S. 12-13) tiene un texto expresivo en este sentido. “Ex seminibus ergo foedatis atque corruptis, concipitur corpus corruptum pariter etfoedatum, cui anima tándem infusa corrumpitur et foedatur”, Com. in Vil Psal. Poenit. IV\ PL.217, 1059 A. Como un vaso sucio ensucia el líquido que en él se vierte, así el semen paterno infecto, infecciona el alma que en él se infunde. S. Bernardo y otros “maculistas” medievales se hacían fuertes en esta teoría del ‘semen infctum ’ para combatir la concepción inmaculada de la Virgen, que fue engendrada “ex semine Adae 88 NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 67-102, ISSN: 0470-3790

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