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ALEJANDRO DE VILLAMONTE A la Cristiandad occidental le costó siglos el remontar la reduc ción drástica y casi parálisis que la teoría del pecado original había introducido en la universalidad y eficiencia de a voluntad salvadora de Dios. Aplicando, en forma más concreta, las anteriores reflexiones al tema que estudiamos podemos decir: si se nos plantea la pregunta por la suerte final, por la posible salvación de los niños que mueren sin bautismo, en primer lugar, nosotros mostraríamos extrañeza por la pregunta: ¿por qué se hace esa pregunta? Desde nuestra pers pectiva nos parecería una pregunta ‘curiosa ,ociosa e innecesaria" que habría que motivar En todo caso, desde nuestra perspectiva la respuesta es obvia, tranquila y segura: los niños que mueren sin bautismo son recibidos directamente en el cielo , puesto que nacen y mueren en gracia santificante. Nuestra afirmación la proponemos como una conclusión teológi ca , legítimamente deducida del dogma básico de la voluntad salvado ra de Dios, tal como en la actualidad lo concibe y vive la Comunidad católica. Contamos igualmente, con la total inconsistencia científico teológica de toda la teoría del pecado original. Pienso que a nuestra respuesta no podemos concederle una certeza menor, ni mayor, pues no la necesitamos. Se trata de un problema que, en sí mismo es mar ginal, dentro de nuestro amplio sistema de creencias. No podemos dotarle mayor certeza, pero tampoco la necesitamos para nuestra or todoxia y nuestra ortopraxis en referencia a tales niños. E l P ec a d o q u e en tr ó en el m u n d o Decíamos que el proyecto salvador del Padre se verifica en to dos y cada uno de los hombres, si estos no ponen obstáculo a su rea lización en cada hombre, si éste, libre y conscientemente, no rechaza la llamada de Dios. Es obvio que un niño no puede poner obstáculo personal a la acción de la voluntad salvadora de Dios en él. Nace, pues, y muere, bajo la Gracia de Dios. Sin embargo, los teólogos católicos que mantienen la teoría del pecado original creen saber, con absoluta certeza, que todo hombre, 84 NAT. GRACIA LV1II 1/enero-abril, 2011, 67-102, ISSN: 0470-3790
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