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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS Señor, estarán libres del odio del mundo y de toda clase de división. Esta presentación escatológica acentúa, así, algo que es absolutamen­ te intangible: elfuturo de la fe. g) La vida eterna nos introduce de lleno en el conocimiento de Dios. Pero nos hará plenamente conscientes de que el ojo humano no puede penetrar el misterio oculto de Dios, “la visión” de Dios (Mt 5,8; ljn 3,2); el “conocer como soy conocido”(ICo 13,12), no elimi­ nan la inaccesibilidad en la que Dios habita: “...el único inmortal, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni pue­ de ver, al cual el honor y el imperio eterno. Amén ” (lTm 6,16)4. No obstante nunca agradeceremos suficientemente la siguiente frase de Jesús: “En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones ” (Jn 14,2): hay lugar y acogida cariñosa para todos los que quieran entrar en ella. Y la frase citada es sorprendente porque nos ofrece una repre­ sentación “espacial” de la Vida, del Reino, de la familia de Dios. Es la primera vez que esto ocurre así en el NT. Sabemos que es una imagen, una metáfora, un símbolo. Pero el problema no termina ahí. Debemos hacernos la pregunta siguiente: ¿es tan desafortunada la comparación, si tenemos en cuenta que es un recurso literario para expresar realidades más profundas e incomprensibles a las que sólo podemos acercarnos con aproximaciones remotas y tímidas? La casa es la síntesis de la vida, de la familia, de la paternidad, de la maternidad y fraternidad como bienes incomparables, de las grandes alegrías e ilusiones compartidas, de los proyectos acaricia­ dos que llevarán al esfuerzo común y a la generosidad ilimitada; donde, en contrapunto, se halla el rescoldo estimulante para la supe­ ración de las contrariedades experimentadas. Si de una casa pudiera ser eliminada la última realidad mencionada, entonces la casa indi­ caría el lugar perfecto, aunque perdiese en humanidad. Teológicamente hablando, es más exacto decir que Dios es pa­ dre o madre, creador, eterno, providente... Pero, humanamente, su representación como el Dueño de la casa le hace más cercano, más 4 P. ALTHAUS, Tod, en RGG, IV, Dogmatisch, col, 918. 14 NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 7-66, ISSN: 0470-3790

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