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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS Jesús de entre los muertos y le colmó de gloria, para que creáis en él” (IPed 1,21). Junto al Dios de la gloria, está “el Kyrios de la gloria ” (1Cor 2,8). b. Tensión entre el deseo y la realidad. La esperanza y escatolo- gía del AT se caracteriza por el deseo y la promesa de ver la gloria: Moisés asegura a toda la asamblea que “se m an ifestará la g loria d e Yahvé, si ofrecen rectam ente los sacrificios” (Lev 9,6). El nuevo Éxodo de Babilonia a Palestina, cargado de dificultades por la trave sía de un desierto inmenso e inhóspito, vale la pena porque “va a mostrarse la g loria d e Yahvé y todos la v erán” (Is 40,5). La del NT está centrada en la epifanía y en la revelación (Apo calipsis) de su gloria (la de Cristo): “Bienaventurados vosotros si por el nombre de Cristo sois ultra jados, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros (IPed 4,13 )• La esperanza del AT había sido formu lada por el judaismo en los términos siguientes: “En el eón venidero, cuando haya traído mi shekina (= habitación-presencia) a Sión, me revelaré con mi gloria (= kabod) a todo Israel y así verán y vivirán para siempre ” 35. Referencia a los cinco verbos en los que Pablo expresa el conte nido esencial de la existencia cristiana (Rom 8,29-30). Doxa (.. d a s grichische Wort durch Biblizismus ersatz. G. Kittel, en TWzNT, II, 250 36. En el NT el aspecto mencionado de la visión se halla superado por el de la participación . Mi último d ía discurrirá en la contempla- 35 Cf. F. FERNÁNDEZ RAMOS, Mi último día (Mi última lección en la Univer sidad Pontificia de Salamanca, 22 de mayo de 1998). Para este tema más ampliado, cf. F. FERNÁNDEZ RAMOS, Sucedáneos divinos, en Naturaleza y Gracia 55 (2008) 639ss. 36 F. FERNÁNDEZ RAMOS, “Jesús, en cuanto el acontecimiento escatoló- gico, es la manifestación de la gloria, de la doxa. Ver el rostro de Cristo, la gloria que él revela, significa ver al Dios invisible. El evangelio de Juan loformula de esta manera: “Quien me ve a mí, ve al Padre Qn 12,45; 14,9). Él es reflector de la gloria divina, de Dios mismo” (Mi último día, O.c., 42). Cf. F. FERNÁNDEZ RAMOS, La Metamorfosis del creyente, en Salmanticensis 43 (1996) 220-222. 64 NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abrü, 2011, 7-66, ISSN: 0470-3790
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