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LA VIDA PRESENTE Y LA FUTURA La vida eterna clarificará la oscuridad de la fe o elevará ésta a la visión, como afirma el texto citado de Pablo (ICo 13, 22)\ hará desaparecer el conocimiento imperfecto de un Dios antropomorfo al verle “cara a cara”, es decir, al llegar a la visión directa y no quedarse en las especulaciones y el cálculo sobre su forma de ser, que resul­ ta de verle de espaldas (de forma confusa, imperfecta e imprecisa, como vemos a las personas “de espaldas”) como Moisés (Ex 33,20- 23); superará la fase de una vida sometida a la prueba, a la tentación y a la lucha; nos proporcionará el señorío o dominio permanente del santo amor de Dios en los redimidos. d) Como plenitud de la comunión de amor con Dios, la vida eterna hará que la comun ión mutua se convierta en una rea lid ad con so lad o ra ; más allá de la bella teoría nos alcanzará la perfección derribando las fronteras externas -distancia en el tiempo y en el es­ pacio- y las internas -exclusivismo egoísta y pecador-; nos llevará a una auténtica alteridad elevada, perfecta; más allá de los ensayos defectuosos viviremos la comunidad de la unión íntima y profunda de un Cuerpo cuya vida es comunicada sin ningún tipo de limitación a todos los miembros adheridos a él. La superación o sustitución de la escatología futurista no signi­ fica la negación de la escatología. El futuro se acentúa al poner de relieve que la muerte no es el final de la fe, sino que la f e es elfin a l d e la muerte. Según la escatología joánica, la muerte no puede quitar a la fe su futuro seguro. Porque la fe permanece, necesariamente permanece, según la escatología joánica, más allá de la muerte2. La escatología no sólo es inseparable del futuro de la fe, sino que es el futuro mismo de la fe. Si Jesús se va de entre nosotros, no es para separarse, sino para posibilitar una unión más íntima y profunda: para “prepararles un lugar”; para que pueda producirse un re-encuentro en una comunión de vida más perfecta; para que su vida, participada por los creyentes, se vea libre de los condi­ cionamientos y limitaciones que la cercenan actualmente; para que 2 S. SCHULZ, Das Evangelium nach Johannes, en DNTD, Góttingen Vand- enhoeck & Ruprecht, 1972, 221: “Der ist nicht das Ende des Glaubens, sonder der Glaube das Ende des Todes”. NAT. GRACIA LV1II 1/enero-abril, 2011, 7-66, ISSN: 0470-3790 11

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