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FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS Dios rechaza una vida indigna de permanecer y el “sí” abre otra en la que la existencia humana se convierte en la participación en la Vida1. c) La vida eterna consiste en la p erfección d e la comun ión con Dios tal como le ha sido concedido al hombre en Jesucristo y gracias a su acción salvadora, y el creyente lo ha aceptado en la fe. Entramos en la descripción de la vida eterna dejando las imágenes de la mis­ ma y recurriendo al lenguaje directo. La vida eterna es la vivencia d e Cristo resucitado , de la participación que Dios le ha dado en la intimidad de su vida, de la otra forma en la que la gloria -doxa (su­ brayamos la palabra griega por el denso contenido incluido en ella) significa el modo de ser del Resucitado (como reflejo de la forma del Resucitador). “Cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces tam bién os man ifestaréis gloriosos con Él” (Col 3,4). Esto significa la plena manifestación de Dios en Él y, como con­ secuencia, también la de todos aquellos que viven unidos a Él, que viven una vida como la suya: “ Carísimos, a h o ra somos hijos d e Dios, au n qu e aún no se h a m an ifestado lo qu e hem os d e ser Sabemos qu e cu an d o aparezca, seremos sem ejantes a él, p o rqu e le veremos tal cu al e s ” Ofn 3,2). Es la vida en Cristo: “Por am b a s partes m e siento urgido, pu es p o r un lad o deseo morir p a r a estar con Cristo qu e es con mucho lo mejor...” (F lp 1,23; el texto aparece con frecuencia por razón de su importancia). Esto significa vivir en el mismo “lugar” donde él vive, en la Casa de Dios, por utilizar una metáfora “espacial” (fn 14,3.24). Estas formas diversas de descripción significan lo mismo: Vida junto al Padre, igual a Él, en el pleno conocimiento de su amor: “Ahora vemos com o en un espejo y obscuramente; en tonces veremos ca ra a cara. Al presen te conozco sólo en parte, en tonces con o ceré com o soy c on o c id o ” (ICo 13,12 á), en la plena entrega a él, en plena conformi­ dad con su voluntad; por tanto, en la plena libertad frente a la Ley, al pecado, a la enfermedad y a la muerte. 1 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Escatología, en Diccionario de Jesús de Nazaret, Burgos, Monte Carmelo, 2001, 350-351. 10 NAT. GRACIA LVIII 1/eneroabril, 2011, 7-66, ISSN: 0470-3790

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