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LA VIDA PRESENTE Y LA FUTURA y única de la escatología cristiana. Ella excluye toda posible harmo­ nización con la escatología pensada en el AT y desarrollada en el mundo judío-apocalíptico, que inventaron la existencia de un tiempo intermedio entre la muerte y el final del mundo. Esta invención llevó a la ju da iza ción y apocaliptización de la escatología cristiana. De ellas únicamente es posible liberarse mediante la consideración de la Biblia como palabra de Dios, no como el monumento que recoge todo el saber bíblico antiguo sobre el devenir del tiempo. Dios no esta disponible en la letra 11. h) La especificidad de la escatología cristiana está caracterizada por otro rasgo especial. Ella es teología viatorum. No puede evitar la consideración del paso del tiempo a la eternidad. Es un aspecto que ya tratamos al abordar el tema de la muerte bajo el título “En sayo y tránsito d e una fo rm a d e vida a la otra”. Volvemos sobre él porque encaja plenamente dentro de la especificidad de la escatología cris­ tiana en cuanto teología de los peregrinantes hacia la patria: teología viatorum. ¿Cómo se relaciona la entrada en la eternidad con la salida del tiempo, con “mi último día”? Este paso no se produce mediante una yuxtaposición. La escatología no tiene como finalidad establecer la sucesión de los últimos momentos hasta llegar al último. El hecho de haberlo pensado así es lo que hizo surgir el tiempo intermedio entre la muerte y el último día. Para el creyente individual hay una coincidencia plena entre la muerte y el último día. Su último día tiene lugar en la hoja del calendario que no pudo pasar porque la mano se le quedó pegada a ella. Esto a nivel individual. A nivel del final de los tiempos, que acaben con la existencia de la humanidad, la escatología cristiana debe guardar un respetuoso silencio. Es la mejor interpretación de la descripción apocalíptica que haría coincidir el final del tiempo bíbli­ co y del tiempo cósmico (Mt 25,31-46 , es un buen ejemplo de ello). En realidad dicha coincidencia no se puede sostener desde el punto de vista científico. Fue la literatura apocalíptica la que lo estableció. 11 F. GARCÍA LÓPEZ, El hombre, imagen de Dios en el Antiguo Testamento. XXIII Semana de Estudios Trinitarios, Salamanca, Secretariado Trinitario, 1989 , 365 - 382 . NAT. GRACIA LVIII 1/enero-abril, 2011, 7-66, ISSN: 0470-3790 29

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