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BERNARDINO DE ARMELLADA ranza de ese Día de Dios, que daba sentido a su historia. Dios no se hizo esperar y se convirtió en punto central de la historia, haciéndo­ se personalmente solidario de la misma. La gracia acogedora de Dios se manifestó en su plenitud en la Encarnación del Verbo: Dios en la Persona del Verbo asume la naturaleza humana estableciendo así el Reino de Dios como oferta visible de salvación a todos los hombres, según la expresión del Evangelista Juan: “Vino a su casa, y ... a todos los qu e lo recibieron les dio p o d e r d e hacerse hijos d e Dios, a los que creen en su n om b re” (Jn 1,11-12). Los que le recibieron se convirtieron en una nueva comunidad humana tomando forma en la fuerza de la fe en Jesús, cuyo mensaje era forzoso difundir, porque era la respuesta salvadora a la esperanza de Israel y a la ilusión indefinida de todos los demás pueblos. Surgía para la humanidad un horizonte más firme que la precariedad de la vida temporal. El cristianismo estaba radicado en una fe que, si bien remitía a la revelación de Dios de Israel, creador de la nada, no podía que­ dar indiferente en medio de una cultura circundante, a la que tenía que presentarse como creíble con unas verdades que contrastaban en absoluto con los principios de la filosofía pagana. Era el ineludible encuentro de ‘Jerusalén con Atenas’, como se ejemplifica en la vasta literatura que ha estudiado desde siglos la epocal y difícil simbiosis de ambas culturas: la aparente evidencia del mundo eterno, porque de la nada no puede surgir nada, y la afirmación cristiana del mundo como surgido de la nada en virtud de la voluntad libre de Dios. Repudiando la filosofía ambiente de lo eterno paralizado o de lo eternamente volviendo sobre sí mismo, los pensadores cristianos tenían que buscar también filosóficamente un espacio para dar razón inteligente de la temporalidad del mundo, por tanto, no ligado a la necesidad de lo eterno. La teología fuerza a la filosofía a ayudarla a dar razón del hiato esencial que separa a Dios y a la realidad mundana. 584 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 579-598, ISSN: 0470-3790

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