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BERNARDINO DE ARMELLADA desde la misma realidad exterior de las cosas: Dios, primer Motor según Santo Tomás de Aquino, o Infinito en su ser según el Beato Juan Duns Escoto, aparece necesariamente como realidad insustitui­ ble para quien no paralice en razones intermedias el dinamismo del propio pensamiento. Famosas son las cinco vías del Angélico: Por el movimiento, por la subordinación de las causas eficientes, por la contingencia de los seres, por los grados en las perfecciones de los seres, por el orden del universo y la finalidad interna de los seres na­ turales. Escoto, a su vez, aduce trespruebas de la existencia de Dios: La razón de causalidad eficiente, finalidad y eminencia que aparece entre los seres. En la proposición mayor las tres son aplicación del mismo principio, es decir, el de la imposibilidad de un retroceso infi­ nito en el orden de la eficiencia, el orden de la finalidad y el orden de la perfección. Hace ver la posibilidad de la causa primera incausable, de donde la consecuencia de la necesidad de su existencia7. Toda esta filosofía de espíritus especialmente dotados es derivación del instinto razonable que San Pablo invitaba a los atenienses a ver en ellos mis­ mos: “Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. Pues alpasary contemplar vuestros monu­ mentos sagrados, he encontrado también un altaren el que estaba gra­ bada esta inscripción: «Al Dios desconocido». Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar”(Hch 1 7 22-23). Imperfecto e incluso dudoso, ése conocimiento es la base sobre la cual Pablo quería apoyar su predicación cristiana. “Lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a a n u n c i a r No es un Dios distinto como se podría suponer: Lo que podemos conocer imperfectamente, la revelación nos lo da a conocer. Al mismo tiempo que la revelación nos comunica 7 No es de este lugar exponer más ampliamente las pruebas racionales de la existencia de Dios, tratadas y profundizadas por filósofos y teólogos. De la con­ textura del ‘Tratado del Primer Principio’ de Escoto dice Thomas Merton: «A los que conocen algo defilosofía les aconsejaría laspruebas de Duns Escoto sobre la verdadera existencia del Ser Infinito... Generalmente se reconoce, que, en cuanto a exactitud, profundidad y objetividad, ésta es la prueba más perfecta, completa y exhaustiva de la existencia de Dios que haya salido nunca de mente humana». Th. MERTON, The seven Storey Mountain (La montaña de los siete rellanos ), New York, Harcourt, Brace and Company, 1948, 94. 588 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 579-598, ISSN: 0470-3790

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