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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA bién por Platón10, que constituía el punto de referencia de múltiples cuestiones éticas, pues su proverbial sabiduría, sus conocimientos y sus hazañas eran transmitidas de generación en generación, convir­ tiendo en ocasiones las historias en leyendas. Sin duda, recordamos el caso de Tales de Mileto, de quien se dice que midió las pirámides, predijo eclipses y adivinó la producción de las cosechas11. Sin em­ bargo, lo que nos queda, y lo que les quedaba a los griegos, de estos singulares personajes, al margen de ciertas curiosas anécdotas, era una serie de máximas y aforismos que en pocas palabras condensa­ ban una enseñanza considerada por todos como sumamente valiosa. El griego común obtenía orientación gracias a aquello del «nada en demasía», «conoce la ocasión» o «la medida es lo mejor»12. Ninguno de estos aforismos, es cierto, gozó de la importancia del famoso «conócete a ti mismo» del oráculo de Delfos, que Diógenes Laercio atribuye a Tales y sobre el que tanto meditaron los trágicos y Sócra­ tes. Pero lo importante ahora es el medio, la manera de comunicar y recordar el importante mensaje, las máximas y aforismos por medio de las cuales se expresaban con el propósito de que pudieran ser fácilmente memorizados. En una cultura en la que la gran mayoría no sabe leer ni escribir, otra fórmula muy útil es la de la sentencia breve que condensa algo digno de ser conocido y, al mismo tiempo, lo convierte en algo fácil de memorizar y repetir. Junto a esta tradi­ ción, no hemos de olvidar la de los poetas gnómicos, denominados así precisamente por sus sentencias y máximas, cuya influencia se deja notar en pensadores y poetas de siglos posteriores, aunque en la actualidad conservamos muy poco de su rica producción. Entre ellos, debemos citar a algunos de los más destacados líricos griegos, como son Teognis, Solón o Simónides. Además, importantes filó- 10 En PLATÓN, Protágoras, 343a: “ Entre ésos estaban Tales de Mileto, Pitaco de Mitilene, Bias de Priene, nuestro Solón , Cleobulo de Lindos y Misón de Quenea, y como séptimo del grupo se nombra al lacedemonio Quilón”. DIÓGENES LAERCIO se refiere también a Periandro, Anacarsis, Misón y Epiménides (D. L., I). 11 TALES DE MILETO, DK 11 A 1, 5 y 10. 12 DIÓGENES LAERCIO, que dedica casi por entero el primer libro de su Vidas de losfilósofos ilustres a los antiguos sabios, atribuye estas sentencias, respec­ tivamente a Quilón, Pitaco y Cleóbulo. NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 543

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