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IGNACIO GARCÍA PEÑA en una sociedad que carecía de ese poderoso artificio de conserva­ ción que es la escritura en papiro o pergamino. En este punto, hemos de señalar una distinción importante7, que separa el momento de la composición del de la expresión. En un caso como el homérico, por más que la litada y la Odisea se pusieran por escrito, se trata de un método oral de composición, ya que el poeta se limitó a poner por escrito aquello que se había concebido y conservado por medio de la memoria y la expresión fónica, esto es, a transformar los fonemas en grafemas. Al contrario, cuando escuchamos un discurso o una conferencia, generalmente se trata de un método de composición escrito, pues su lectura o expo­ sición oral no elimina las características propias del discurso escrito, que hoy todos tomamos ineludiblemente como punto de referencia. Havelock8 señaló con acierto el hecho de que la escritura, al estar sólo indirectamente vinculada con la memoria, al contrario de lo que le ocurre a la composición oral, facilita la abstracción y el empleo de términos universales, frente a los acontecimientos y ejemplos, a las fórmulas y repeticiones, más cercanos a lo empírico y particular, que se destacan especialmente en las narraciones homéricas. Y así, hemos de atender a lo primario y lo secundario, entendiendo que lo elaborado según un método oral de composición está pensado para ser escuchado, aunque pueda ponerse por escrito; mientras lo escri­ to se elabora para ser leído, aunque pueda ser pronunciado. Hasta bien entrado el siglo V a.C., sin embargo, no fue posible otro método de composición que el estrictamente oral, puesto que la escritura, aún al alcance de muy pocos, no era sino un depósito en el que conservar lo que hasta entonces sólo podía almacenarse en la memoria. Por eso, no sorprende la existencia de otra interesante tra­ dición, como es la de los llamados Siete Sabios9, mencionados tam- 7 Hemos tomado algunos detalles de la distinción del siguiente trabajo: E. J. BAKKER, How oral is oral composition? , en MACKAY, E. A. (ed.), Signs o f orality: the oral tradition and its influence in the Greek and Román World , Leiden, Brill, 1999, 29-47. 8 E. A. HAVELOCK, O. c., 187-214. 9 Recomendamos al lector la consulta de la excelente obra: C. GARCÍA GUAL, Los siete sabios (y tres más), Madrid, Alianza, 2007. 542 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578,ISSN: 0470-3790

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