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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA miento y difusión; algo que sin duda amplía las posibilidades y la comodidad en la educación y la investigación. Platón, como hombre de su tiempo, conoció las ventajas de la tecnología y se sirvió, si se me permite la opinión, mejor que nadie de ella, pues no resulta concebible la elaboración de la República o el Ban qu ete siguiendo los métodos orales de composición cuyas huellas detectamos en los versos homéricos. Pero, por otra parte, en su afán de presentar las distintas pers­ pectivas de cualquier tema de discusión, algo a lo que atiende el estilo dialogado de su obra, Platón nos recuerda que el buen retóri­ co, como el buen escritor, es el que toma en consideración tanto su objeto del estudio como los sujetos que componen o compondrán su auditorio o sus lectores. Por eso, además de señalar de que la información debe ser seleccionada, analizada y revisada, no se trata tan sólo de ofrecer un cuerpo de conocimiento cerrados e inmóviles, a lo que parece empujarnos inevitablemente la escritura, sino, en la medida en que lo permite nuestra tecnología, estimular y generar la duda y el interés, pues el conocimiento sólo nace en el alma del que reflexiona acerca de los datos de los que dispone. Analizando la defensa platónica del uso de la memoria individual, Steiner afirma lo siguiente: “El texto memorízado se interrelaciona con nuestra existencia temporal, modificando nuestras experiencias y siendo dialécticamente modificados p o r ellas. Cuanto más fuertes sean los músculos de la memoria, mejor protegido estará nuestro ser integral. Ni el censor ni el policía pueden arrancarnos el poema recordado (...) La eliminación de la memoria en la escolarización actual es una desastrosa estupi­ dez. La conciencia está tirando por la borda su lastre vitar62. Por eso, recordando una vez más la profecía de Thamus, no debemos pensar que la avanzada tecnología actual incrementa la sa­ biduría o el conocimiento de quienes nos servimos de ella. Es igual de huérfana e inmóvil que la simple escritura, que no puede defen­ derse de las objeciones ni de las malas interpretaciones y tampoco 62 G. STEINER, O. c., 38. NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 575

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