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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA En realidad, lo decisivo de todo este asunto tiene que ver con lo que entendamos que es el conocimiento y la sabiduría, razón por la que hemos acudido a Platón y a los griegos, ya que pueden ayudar nos a entender una cuestión que resulta hoy tan decisiva como hace veinticinco siglos. Por supuesto, no se trata de resolver una cuestión tan compleja como la anterior, sino tan sólo presentar una propuesta que, a nuestro juicio, es tan antigua como sugerente. Antes de que la escritura se introdujese en todas las esferas de la sociedad griega, cuando aquélla estaba tan sólo a disposición de una muy reducida minoría, existía ya en Grecia una poderosa tradición de carácter emi nentemente ético a la que anteriormente nos hemos referido: la de los Siete Sabios. Ninguno de ellos se caracterizaba por su enorme abundancia de conocimientos, pues no radica en ellos la verdadera sabiduría, sino en su prudencia y mesura, en sus recomendaciones y aforismos, y especialmente en su coherencia, al ser capaces de llevar a la práctica sus breves máximas y vivir conforme a ellas. De uno de ellos, Tales de Mileto, se dice que 1midió las pirámides por su sombra, habiéndola observado cuando es del mismo tamaño que nuestro cuerpo”%. Mostrando, así, la sencillez propia del sabio, que no necesita de largos razonamientos para ser virtuoso y juicioso, sino más bien de la atención a las circunstancias y los límites en los que se encuadra la existencia humana. Y es que, precisamente el clásico concepto de virtud o excelencia, ápern, tenía para los griegos un significa do eminentemente práctico, ya que fue precisamente Platón, como comprobamos en Protágoras , Menón o R epública , quien vinculó el concepto al saber y la filosofía57, aunque tampoco debe perderse de vista el hecho de que sigue manteniendo un innegable vínculo con 56 TALES DE MILETO, DK 11 A 1. 57 Así lo explica Guthrie con claridad: uArete, como sabemos, significaba normalmente ser hábil en algo, de manera que la insistencia de Sócrates en que la virtud consistía en conocimiento no le parecía tan paradójica a un griego como nos lo parece a nosotros. Pero, a pesar de que partiera, al exponer su teoría, de la ana logía con las técnicas, él no pensaba que el conocimiento en el que consiste la virtud era una mera habilidad técnica ” (W. K. C. Guthrie, O.c., IV, 255). NAT. GRACIA LVII 3/sepüembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 571
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