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IGNACIO GARCÍA PEÑA ración con las prácticas socráticas que Platón reproduce e imita en sus escritos. “La educación no es tal como proclaman algunos que es. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que si infundieran vista a unos ojos ciegos ”, En cambio, “puede haber un arte de descubrir cuál será la manera másfácil y eficaz para que este órgano se vuelva; pero no de infundirle visión, sino deprocurar que se corrija lo que, teniéndola ya, no está vuelto adonde debe ni mira adonde es menester 3^1. Actualmente, ya no hay lugar para una educación como aquélla, de la cual sólo los ricos podían beneficiarse, ni podemos esperar el encuentro de un Sócrates por las calles de nuestras grandes ciuda­ des. Tenemos, por el contrario, un sistema educativo48 bien estruc­ turado y accesible para todos, en el que las avanzadas tecnologías parecen querer ocupar cada vez un papel más destacado. Internet amenaza con sustituir a los pesados libros de textos que tantas ge­ neraciones de niños han tenido que cargar a costa de la salud de sus espaldas. Sin embargo, como decíamos antes, lo decisivo en este asunto es la comprensión del lugar que ha de corresponder a cada elemento. Platón, pionero también en esto, fue consciente mejor que nadie de que todos los avances sociales y políticos han de comenzar por una buena educación, que constituye la base en que se cimentan los individuos que conforman una sociedad. Es posible que hoy, te­ niendo presente el poder y la influencia de la tecnología en todos los ámbitos, haya quien considere que un aula repleta de ordenadores contribuirá a mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Pero, aunque la educación no pueda confiarse ya a esa relación directa entre maestro y discípulo que Platón demanda, mantenemos al menos el modelo que relaciona al profesor con sus alumnos, a la que ningún entorno 47 PLATÓN, República , 518b-d. 48 A pesar de ser un tema que todavía se discute, la creación de un sistema educativo estable y mantenido por la propia polis, en el que además de poesía, se enseñaba a leer y escribir, parece datarse en la primera mitad del siglo IV. En cual­ quier caso, el lector interesado puede consultar la obra de la que tomo estos datos: H. I., MARROU, Historia de la educación en la antigüedad , Madrid, Akal, 1985. 566 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578,ISSN: 0470-3790

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