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IGNACIO GARCÍA PEÑA de hecho ni de derecho: un autor que quiso dejar a la posteridad un legado que consta de unos diez millones de palabras debía apreciar este invento mucho más de lo que suele pensarse; por otra parte, si el lector presta la atención debida, comprobará con facilidad que nos movemos en el ámbito de lo relativo, de lo comparativo, y que las dicotomías que constantemente se emplean (vivo e inerte, móvil e inmóvil, interior y exterior) no pretenden sino mostrar las diferencias entre el diálogo y la dialéctica, por un lado, y los textos, por otro. La escritura constituía para Platón lo mismo que Internet para nosotros: una herramienta indispensable a la que no debemos ni queremos renunciar, lo cual no implica que no se reflexione acerca de las con­ secuencias que conlleva una nueva tecnología capaz de reformar los hábitos de enseñanza y aprendizaje de toda una sociedad45. Sin embargo, ahí está precisamente el error contra el que Platón nos quiere advertir. El filósofo entiende que surgen problemas cuan­ do no se comprende adecuadamente el lugar que corresponde a la tecnología. Según dijimos, la lectura de textos se hizo frecuente en la Asamblea y los tribunales y los hombres ya no rescataban de su pro­ pia memoria aquello que decían. No se trata tampoco, como a veces se ha pensado, de que el filósofo desee volver a la antigua tradición que hacía de la poesía y de la épica de Homero la cima del saber. En realidad, no consideraba que los rapsodas rescataran de su memoria los miles de versos sino que, según el parecer general de los griegos, eran las Musas quienes inspiraban sus palabras, destacando así una vez más lo exterior frente a lo interior. En cualquier caso, como he­ mos visto a propósito del Ion , sus palabras son tan irreflexivas como las de aquél que se limita a leer un texto ajeno. Es conocido que Platón, además de filósofo, político y trágico frustrado, poseía un afán pedagógico que se descubre en casi todos 45 Las reflexiones contemporáneas acerca de la técnica y la tecnología tienen como puntos de referencia, entre otros muchos, la Meditación sobre la técnica , de ORTEGA Y GASSET y las reflexiones, más dispersas a este respecto, de Martin HEI- DEGGER, condensadas y analizadas en: I. BORGES DUARTE, La tesis heideggeriana acerca de la técnica, en Anales del Seminario de Historia de la Filosofía , 10 (1993) 121 - 156 . 564 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578,ISSN: 0470-3790

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