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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA tante de fuerzas en busca del conocimiento. Sin embargo, a pesar de la mencionada anámnesis, del recuerdo que cada uno ha de rescatar de su propia memoria, el pensamiento compartido y dirigido resulta mucho más provechoso que el meditar solitario del autodidacta mo­ derno, que pretende encontrar en los libros el saber. “Zo que está aquí en juego es nada menos que el problema de la transmisión del saber, y los libros no sirven para enseñar, sino úni­ camente para traer al recuerdo conocimientos que ya se poseían. Al verdadero conocimiento no se puede llegar más que filosofando, y el filosofar, según las convicciones de Platón, no es otra cosa que dialéc­ tica, es decir, un conversar entre maestro y discípulo del que brota en un momento la chispa iluminadora del conocerMl. Volveremos sobre este asunto más adelante, pero antes debe­ mos citar otro de los textos platónicos que de nuevo hace referencia a lo vivo del pensamiento frente a la naturaleza inerte de los textos: “basta con que algo se haya escrito una sola vez, para que el escrito circule por todas partes lo mismo entre los entendidos que entre aquellos a los que no les concierne en absoluto, sin que sepa decir a quiénes les debe interesar y a quiénes no. Y cuando es maltratado, o reprobado injustamente, constantemente necesita de la ayuda de su padre, pues por sí solo no es capaz de defenderse ni de socorrerse a sí mismo ”42. Es tarea del buen orador, como nos ha dicho ya el proprio Sócrates en su conversación con Pedro, el saber elegir el momento oportuno tanto para hablar como para callar. Un texto, obviamente, no puede escoger las circunstancias en las que ser leído pues el autor, una vez finaliza su composición, entrega sus pensamientos a un azaroso destino, a unos lectores que se encargarán de reconstruir su sentido de muy diferentes formas. Platón, anticipándose en cierta medida a pensamientos muy posteriores, no pierde de vista la otra cara de la moneda, pues el momento de la composición, de la re- 41 L. GIL, El «logos - vivo y la letra muerta. En torno a la valoración de la obra escrita en la Antigüedad, en Emérita 27 (1959) 246. 42 PLATÓN, Fedro, 275d-e. NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 561

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