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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA los fundamentos o causas de su saber (aixíaq Ax>YiG|a,cb)34, en defini­ tiva, de justificar el porqué de sus acciones acertadas, como debería poder hacer quien pretenda poseer un verdadero conocimiento. Y, al mismo tiempo, encontramos constantemente la pretensión de ig­ norancia socrática, resultando en cierto modo paradójico que quiera enseñar alguien que afirma no saber. El propio maestro de Platón es quien, al inicio del Protágoras se muestra dubitativo en torno a la posibilidad de poder enseñar y aprender la excelencia o virtud, la ápexri por cuya transmisión el sofista se enriquece, aunque al final del diálogo termine defendiendo lo contrario. Por lo que, según se deduce de ese espíritu de partera que Sócrates heredó de su madre, el propio alumno o aprendiz debe, en primer lugar, tomar concien­ cia de su ignorancia, pues quien se reconoce sabio no encuentra mo­ tivos para continuar en la búsqueda del conocimiento; y, en segun­ do, aunque no se reconozca explícitamente, debe saber que posee la capacidad de alcanzar por sí mismo ciertos conocimientos, que ya están inscritos confusamente en su propia alma. “La técnica de preguntas y respuestas , basada en la refutación, no transmite conocimiento en un sentido ordinario », didáctico. Pre­ tende provocar en el que responde un proceso de incertidumbre, una indagación que ahonda hasta convertirse en autoindagación. La enseñanza de Sócrates es una negativa a enseñar -”35. Ésa es la posición intermedia del filósofo, que hace de la igno­ rancia su único conocimiento para, después, enseñar a otros a dudar, a refutar y a comprender que nada humano es estable y verdadero y que el poco saber que nos es dado alcanzar, no es sino aquello que cada uno, aunque sea a través del otro, es capaz de descubrir por sí y en sí mismo. 34 Ib., 98a. 35 G. STEINER, Lecciones de los maestros , Madrid, Siruela, 2004, 35. NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 557