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IGNACIO GARCÍA PEÑA de error. No obstante, también es evidente que su uso frecuente ha conducido a que muchos de nosotros hayamos olvidado cómo se hace una raíz cuadrada. Platón, así pues, parece quejarse del exceso de confianza en la escritura y no tanto de la escritura misma29, sabiendo además que nos lo está diciendo a través de un texto. Y es que, a pesar del len­ to proceso de alfabetización, en el siglo IV a. C., los documentos, manuales y todo tipo de manuscritos desempeñaban ya un lugar preponderante en la sociedad, y no siempre con los resultados de­ seados. En un diálogo tan cuidado como el Fedro , la acción y los personajes no son independientes del contenido de la conversación, por lo que la primera parte de la obra se dedica a la discusión en torno a un escrito de Lisias, un orador que, sin embargo, alcanzó la fama gracias a su labor de logografo, de escritor de discursos. Tenía gran habilidad para elaborarlos de acuerdo con las necesidades de quien acusaba o se defendía en los tribunales, encontrando los argu­ mentos necesarios para los propósitos de quien le pagaba. De ma­ nera semejante, se tornó habitual la lectura de textos en la Asamblea, siendo posible pronunciar discursos ajenos y crear determinadas im­ presiones en el auditorio con el único fin del beneficio particular obtenido a base artimañas retóricas. Así, la escritura era susceptible de ponerse al servicio de engañosas apariencias, que difícilmente podían generarse de otro modo. Es cierto que cualquier artefacto, como toda tecnología, no es de por sí enteramente bueno ni malo, sino que será el uso quien determine su calidad moral y su utilidad. Pero no por ello se ha de dejar de señalar las perjudiciales consecuencias que puede acarrear. Por eso Thamus continúa: “Apariencia de sabiduría y no sabiduría verdadera es lo que procuras a tus discípulos. Pues habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes; y serán fastidiosos de 29 Acerca de este aspecto puede completarse el interesante y completo estudio: R. BURGER, Plato s Phaedrus. A defense of aphilosophic art of writing , Ala­ bama, The University of Alabama Press, 1980. 554 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578,ISSN: 0470-3790

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