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PLATÓN Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE LA PALABRA ninguna de estas cosas, sino más bien destacar la peculiar propuesta filosófica de Platón, que no rechaza ni censura tanto como se quiere hacer pensar, ya que su interés, como filósofo, no es otro que re­ flexionar sobre la cultura y la educación, proponiendo cambios allá donde lo considere necesario. Havelock25 entiende que Platón, cuya imponente obra escrita se ha conservado al completo, se convirtió en el profeta de la nueva tecnología, dado que además la escritura permite cierto distancia- miento entre sujeto y objeto, que facilita enormemente la revisión y el pensamiento abstracto. Sus juicios, como se ha mostrado ya en repetidas ocasiones, resultan ciertamente reduccionistas y sus consi­ deraciones en torno a la poesía y la cultura griega parecen más acer­ tadas que las que se refieren a la filosofía platónica26. Por otra parte, la mayoría de los intérpretes tiende a pensar que Platón rechaza la escritura, a tenor de las palabras que encontramos en la última parte del Fedro , que analizaremos a continuación. En realidad, tal como yo lo entiendo, el filósofo nos ofrece una brillante advertencia contra el uso indiscriminado e irreflexivo de la nueva tecnología de la escritura, que finalmente coincidirá con la crítica a la educación tradicional basada en los versos de Homero. La exposición platónica se traslada a un pasado remoto, al origen egipcio de la escritura, enfrentando, sin embargo, dos posturas que sin duda remiten al contexto de la Atenas y la Grecia de principios y mediados del siglo IV a. C. Pero, tal es la riqueza y la profundidad de sus reflexiones que los acontecimientos de aquel lejano Egipto pueden extrapolarse, en gran medida, a una época revolucionaria como la actual, por lo que respecta a la tecnología de la comunica­ ción, ya que estamos en pleno tránsito de una cultura eminentemen- Herder 2001; W. WIELAND, Platon u n d die Formen des Wissens , Göttingen, Vanden- hoeck & Ruprecht, 1982. 25 E. A. HAVELOCK, O. C., 185-278. 26 La crítica más completa de la obra capital de Havelock se encuentra en la obra de Giovanni Reale citada más arriba, en la cual rebate punto por punto los múltiples errores que encuentra en aquélla, aunque también señala algunos de sus indiscutibles méritos. NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 537-578, ISSN: 0470-3790 551