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MANUEL LÁZARO PULIDO to adquisición, implica una mirada más psicológica que del doctor Seráfico aventura en una óptica moderna31. La memoria constituye, así, un sentido interno que unifica el material recogido por los sen­ tidos externos -las especies inteligibles, a partir de la temporalidad, siendo su lugar la plenitud temporal (mirando la eternidad). La me­ moria aparece, aunque vinculada a su origen icónico divino, a ser un distintivo especial y único de definición de la particularidad del ser humano. Cuando siglos más tarde Descartes apele a la sustancia racional y a sus contenidos innatos como lo definitorio del hombre, lo realiza de una forma desvinculada de la sustancia primordial en la Edad Media (por utilizar expresiones racionalistas), es decir Dios, lo que san Agustín, el agustinismo y, de forma especialmente desarro­ llada y protagonista, san Buenaventura nos propone como principio fundamental de actividad humana y mental en el Itinerarium. Las ideas generales y universales nacen de la vinculación de la memoria a la eternidad, un cierto innatismo, una capacidad de gene­ ralización racional que posibilita la ciencia (que para el Seráfico es siempre universal y necesaria), pues la memoria “retiene los princi­ pios y los axiomas de la ciencia ” -el Seráfico recuerda los principios básicos de la geometría euclidiana- que, después, serán utilizados en posteriores y modernos análisis como “el todo es mayor que la parte ” en un intento de explicación de la etiología mental de los principios analíticos. Este origen de conocimientos anteriores a la experiencia muestra, según san Buenaventura, que tienen una explicación desde el carácter sobrenatural de nuestra naturaleza creada. La memoria se manifiesta anterior a la experiencia como lugar de conocimiento de Dios iactu capit ). El conocimiento de lo universal es anterior a la experiencia sensible, y posibilitador de unificación científica de los fantasmas nacidos de dicha experiencia. Ésta es informada por las sensaciones exteriores y por las formas simples, en el encuentro y trascendencia de los datos sensibles y el desarrollo de las facultades del hombre, a partir de la memoria, como lugar previo del propio hombre, donde será (por lo tanto, en potencia) capaz de conocer a Dios y poseerlo (cointuición). La memoria aparece como conciencia de sí mismo (Yo) en su universal existencia, receptáculo previo de 31 Cf. T. MOURIEN, “Memoria”, en J. G. BOUGEROL, O. c., 98. 528 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 499-534, ISSN: 0470-3790

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