PS_NyG_2010v057n003p0499_0534

MANUEL LÁZARO PULIDO de la BAC, aparece el término “mente”21. En italiano, podemos ver el uso de la palabra “mente” en la versión de O. Todisco22. En francés, el traductor de la edición de J. Vrin utiliza, por exigencias del idio­ ma, la palabra “esprit”. En todo caso, está claro que lo que se quiere señalar es que “mente” no es “alma”, o lo que es lo mismo, no es un principio animador o de movimiento, ni designa el alma que vendrá después referida como imagen de Dios. Se trata de un principio hu­ mano de conocimiento, el autor francés se refiere a esto como señala la referencia de Trophime Mourien, explica en la primera acepción de “ mens ”: “Se puede traducir [mente] por alma o espíritu, pero “ mens” no significa nunca en el sentido de “anima”, principio animador. Es necesario entender “mens”, bien como la totalidad del espíritu, bien la función más eminente, el culmen del espíritu que se refiere a los obje­ tos superiores: Dios y las razones eternas’*10. En el mismo léxico, el autor realiza otras caracterizaciones a partir del propio texto del Itinerarium , citando los capítulos 1 y 3, respectivamente. Por su parte, en el D izionario Bonaventuriano se nos recuerdan cuatro sentidos del mismo, en consonancia con lo di­ cho en el Léxique24. La utilización del término 1mens” con diferentes matices a lo largo de la obra nos sugiere, de un lado, la centralidad 21 SAN BUENAVENTURA, Itinerario de la mente a Dios , en L. AMORÓS, B. APERRIBAY y M. OROMÍ (ed.), Obras de San Buenaventura , voi. 1, Madrid, BAC, 1945, 556-633. 22 S. BUENAVENTURA, Itinerario della mente in Dio , en Opusculi teologici/1, voi. 1, trad. de O. TODISCO, introd. de L. MAURO, Roma, Città Nuova Editrici, 1993, 493-569. 23 T. MOURIEN, “Mens”, en J. G. BOUGEROL, Lexique saint Bonaventure , Paris, Ed. Franciscaines, 1969, 98. 24 E. MIRRI, “Mens”, en E. CAROLI (ed.), Dizionario Bonaventuriano. Filo­ sofia-Teologia-Spiritualità , Padova, Ed. Fracescane, 2008, 556: ‘7/ Dottore serafico ne dà quattro significati, sulla base di etimologie in gran parte discutibili: «mens » sarebbe o una parte dell’anima («a mene quod est luna sive defectos»), o la facoltà di giudicare («a metiendo et sic stat pro indicativa vis»), o il livello superiore Della racione (•a eminendo») o infine la memoria 0a meninisse»). Ma in verità quelli da lui preferiti sono gli ultimi due, che gli provegono dichiaramente da agostino, e che vanno intesi como complementari1\ 518 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 499-534, ISSN: 0470-3790

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz