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MANUEL LÁZARO PULIDO Itinerarium nos recordaba a las Cuestiones disputadas d e mysterio Trinitatis , en presunción de una validez argumental y dialéctica de Dios, ahora nos viene a la memoria las Quaestiones disputatae d e scien tia Christi en el que, como apunta Camille Bérubé, se nos se ñala una posición atenuada de la posición de san Agustín respecto a la evidencia del principio que ilumina el conocimiento. La inter pretación de Bérubé no sólo es acertada sobre el texto que estudia, sino que dota de sentido el inicio del Prólogo del Itinerarium. Efec tivamente, frente a san Agustín, que entendía la luz eterna como la razón de conocer total y única, san Buenaventura entiende la cla ridad de la luz eterna como una razón que regula el conocimiento y lo mueve. En este sentido, san Buenaventura atenúa la posición de san Agustín al señalar que la razón creada ve oscuramente la luz eterna, y esto supone por una parte concebir al hombre como un ser limitado, contingente, o mejor expresado, por seguir una posición franciscana, “in statu v iae ”, o para expresarlo como lo hace en este opúsculo se trata de la Especulación d el p o b r e en el desierto14. Desde esta perspectiva, el Itinerarium cobra aún mayor sentido, pues la mente, iluminada como en intuición (“ contuita ex p a r te”, dirá en las Quaestiones disputatae d e Scientia Christi ), necesitará de un reco rrido intelectual. De ahí que indicáramos que el a p riori de la idea divina era una intuición clara, pero insuficiente. Este camino conoce una temática racional bien conocida en la Edad Media, utilizada magistralmente por san Agustín15, desarrollada ejemplarmente en san Buenaventura, reconocida por los autores de su época16y que responde adecuadamente a la estructura metafísica 14 Itin., incipit (V, 296): “ Incipit speculatiopauperis in deserto ”. 15 Cf. R. M. GARCÍA, La función de las ideas y de las razones eternas en el pensamiento de San Agustín, en Revista agustiniana 47 (2006) 427-442. 16 Santo Tomás de Aquino hace referencia a ello cuando se pregunta si “El alma intelectiva , ¿conoce o no conoce las cosas materiales en las razones eternas?”. Cf. Summa theologica, I, q. 84, a. 5: “ Et sic necesse est dicere quod anima humana omnia cognoscat in rationibus aeternis, per quarum participationem omnia cogno- scimus. Ipsum enim lumen intellectuale quod est in nobis, nihil est aliud quam quae- dam participata similitudo luminis increati, in quo continentur rationes aeternae ” 514 NAT. GRACIA LVII 3/septiembre-diciembre, 2010, 499-534, ISSN: 0470-3790
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